Ribadesella, ¿rescoldos feudales y despilfarro?
Una demostración palpable de que la maligna codicia humana está enraizada en la noche de los tiempos la descubrimos en el contraste de estos dos ejemplos:
1.º) Salta a la vista que la calle más transitada de Ribadesella es la Gran Vía, con gratas terrazas y escaparates... y permitiéndose el lujo de que sus viandantes –sin dejar de caminar– puedan mantener distendidas charlas ocasionales.
2.º) No ocurre lo mismo en su paralela calle Comercio, más estrecha y oscura, puesto que en largos tramos apenas la ilumina el sol debido a la altura de los edificios que tiene al mediodía.
¿Casualidad? No, ni mucho menos, ya que, en su día, ¿alguien decretó? que esa calle del Comercio fuera de segunda categoría, mientras la Gran Vía se diseñaba para acoger el tronío feudal que siempre es receptor de advenedizos, súbditos, clientes, arrendatarios y contribuyentes... O, simplemente, para irradiar prebendas y caprichos cuando fuera menester...
Y si bien es cierto que en aquel final del siglo XIX dolía la altanería feudal, también duele hoy, siglo XXI, cuando resulta inadmisible que nuestras autoridades sean tan extremadamente refractarias a echar una simple ojeada a nuestras propuestas de interés social hechas en plena democracia.
Porque, en efecto, a la vista está: nuestro gobierno actual prefiere recurrir de forma sibilina a "su rescoldo feudal" para, por ejemplo, amputar el crecimiento natural de la villa a la otra orilla del Sella. Importando un comino si con ello se descongestionaría de coches la propia villa y desoyendo a todos los técnicos que han tenido por delante y que nos van a costar de 30 a 40 millones de pesetas. Sí, ¡todo un enmascarado pero desenfrenado despilfarro de fondos públicos...!
Pero, además... aunque ya sabíamos que del feudalismo jamás se extinguirían sus rescoldos, era impensable la virulenta reacción de nuestro gobernantes, hasta el punto de atreverse a dilapidar, en pleno siglo XXI y a luz del día, los recursos naturales de cuantía tan portentosa como puede ser un viejo puente ajardinado –auténtico oasis y vergel– sobre la bahía y con un pasillo techado... O despreciar aquel parking escondido tras El Tocote y a pie de playa, el instituto, Tito Bustillo, polideportivo, prau San Juan, puertos deportivos A ¿y B? y a pie del mismo hórreo, que está a cinco minutos de la plaza de abastos. ¿Estará ciego de verdad y totalmente este equipo de gobierno o será fiel continuador de aquel gremio feudal que sólo cuidaba de su santo ombligo?
¡Que no, señores, que la democracia nunca más será así...! Y que tampoco se puede ocultar a la gente que ese simulacro de senda que proponen ahora ya tiene una acera embaldosada desde hace treinta años y hasta casi el picu Ramonón, y que sería vergonzoso convertirla en escombro. O... ¿no quedaría perfectamente integrada en la obra de circunvalación que les están recomendando, por activa y por pasiva, los técnicos que habrán de cobrarnos esos 30 o 40 millones de pesetas?... Y mientras... ¿esperaremos el criterio de la oposición?
Pero es más; ¿acaso Ribadesella no necesita un gran revulsivo para que su población no siga cayendo hasta un 4 por ciento mientras sube el número de habitantes de Llanes y Cangas de Onís?
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