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Pedro de Silva y un artículo de diez

13 de Octubre del 2009 - Sabino Álvarez Pazos (Mieres del Camino)

Estimado don Pedro: por fin ha respirado el oxígeno puro que usted lleva dentro de sí. ¿Nos entendemos? claro que sí, señor Silva. Leo diariamente su artículo de LA NUEVA ESPAÑA y la verdad que aunque alguno lo leo «nada más que una vez», en su conjunto son todos muy buenos; siempre, por supuesto, a mi modesto entender.

Pero señor Silva, para mí, el que se lleva la palma es su artículo en LA NUEVA ESPAÑA (11-09-2009) que lleva por título «Recochineo». Creo que aquí su inmejorable pluma se salió de su tintero habitual.

Lamento no recordar la fecha en que a usted le hicieron varias preguntas (creo que fueron publicadas en LA NUEVA ESPAÑA) sobre hechos pasados relacionados con temas de los que usted ha escrito en su «recochineo» ¿Lo recuerda?

Efectivamente, don Pedro, la izquierda española (llamémosla Santiago Carrillo, principal responsable de esa izquierda en la fecha de la «Transición» (...) a la española) no puso «reparos» a nada, aceptó todo cuanto le habían puesto encima de la mesa. Pero el señor Carrillo (don Santiago), a partir de ahí, vivió mucho mejor que cuando, según él, usaba peluca para que la Policía no repara en su persona. En los mercados, señor Silva, se vende todo lo que puede ser vendible, y en la política no podían faltar esas ventas en las cuales la persona vendedora logra sustanciosos beneficios. Sólo se necesita estar en posesión de un estómago agradecido.

La bandera o enseña nacional española es la misma, como usted bien dice, con la que Franco hizo la guerra para «derrocar» un Gobierno legalmente constituido por medio de las urnas y, al mismo tiempo, eliminar a muchos miles de personas; parece ser que los historiadores no se ponen de acuerdo en el número de muertos habidos en «nuestra maldita guerra», pero yo puedo asegurarle, don Pedro, que a mí me dejó sin familia.

Franco lo designó todo... a su capricho y voluntad para que sus seguidores no hubieran de dar cuentas de las barbaridades cometidas en la posguerra, que han sido muchas. Puedo asegurarlo porque lo he vivido desde que era un niño; la verdad es que es más fácil perdonar que olvidar. También el señor Franco nos «gratificó» concediéndonos una monarquía; además, se puede decir que «inventándose» un rey al cual no le pertenecía la corona por lo menos en aquellas fechas. ¿Por qué no fue nombrado rey don Juan de Borbón, que sí le correspondía por derecho propio ser titular de la monarquía?

Don Pedro: la Historia –nuestra historia– está escrita y, mal que les pese a determinadas (puede ser que a muchas) personas, las futuras generaciones venideras sabrán todo lo que aconteció antes, durante y después de la guerra. Lo que lamento profundamente es que descendientes inocentes de toda culpa puedan verse involucrados en situaciones comprometidas. Creo que es fácil de entender, ¿no?

Para finalizar, pienso lo satisfechos que se sentirán los «padres» de la Transición con la izquierda que prepararon: don Santiago Carrillo como negociador, don Felipe González, el presidente que se plegó a todo lo que los poderosos (léase capitalistas) le pidieron y ahora el señor Zapatero, con otro tanto de lo mismo. ¿Llegaremos a salir del hundimiento nacional?

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