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Plaga de champiñones en Llanes

30 de Octubre del 2009 - María José Rodríguez (Llanes)

Sr. Delegado del Gobierno en Asturias:

Como ya nos conocemos, resultan innecesarios detalles de escasa relevancia a la hora de ponerle las peras a cuarto, por tanto, vamos a por lo que importa.

Ni se sabe los años que lleva usted con la Autovía del Cantábrico a cuestas, usando y abusando de ella, a tal punto, que sitos a las puertas de 2010, necesita de inundaciones y desgracias, tan predecibles que así lo advirtieron tiempo ha los propios vecinos que nada de ingeniería conocen, para seguir mascando este chicle infinito e infecto.

Decía usted, en el anual domingo de fiesta socialista, con la autovía atravesada en medio del discurso, y a propósito de las inundaciones causadas en ocho viviendas de Pendueles,que «las empresas responsables de la obra y los técnicos de la Confederación Hidrográfica están estudiando el cambio de la situación de las riegas que dieron origen a las inundaciones recientes, pues hay una voluntad política para, una vez recabados todos los datos, tomar las decisiones oportunas, que pueden pasar por la redefinición del proyecto y de los presupuestos del mismo si fuese preciso».

No me negará que se necesita usar de poca vergüenza para venir con esto a la hora que es, puesto que las riegas no cambiaron de situación por voluntad propia sino que los movimientos de tierra provocados por las obras promovieron tales cambios, los cuales, y sus consecuencias, debieron estar previstos en los cientos de planos, informes, estudios y derivados que las empresas responsables que usted cita, sobre todo los de la Confederación Hidrográfica del Norte, fabricaron y nos cobraron durante años, los cuales, a su vez, debieron ser supervisados, valorados y finalmente aprobados por políticos como usted, que además de cobrar también por ello, lo manosea un día sí y otro también, ofreciendo ora un trazado y un presupuesto, ora otro, como quien rula bocarte.

Sería un consuelo poder constatar que le hace usted flaco favor al Gobierno que representa con semejante tejemaneje frente a la mayor obra publica del Estado en esta zona, pero visto el taste que deja el propio Gobierno en el paladar, y en el bolsillo, solo cabe pensar que, en efecto, usted es un delegado a la medida del organismo al que representa.

En el habitual reparto de papeles para oradores en este tipo de eventos (Rodiezmo, La Portilla, plazas de toros, etc) parece que le tocó en suerte a un concejal local hacer un absurdo llamamiento al PP, ante una audiencia de varios centenares de personas, venidos hasta desde San Martin del Rey Aurelio, para llevar a cabo, literalmente, unos “pactos de La Moncloa que echen de la vida política llanisca a todos aquellos arribistas que tantos problemas generan a Llanes, capitaneados por asociaciones champiñón (en referencia a AVALL, Peña Tu o Fuente Grande, entre otras)».

El concejal en cuestión, seguramente se vió acribillado a aplausos una vez dicha esta memez con pretensiones de fascismo, y se fue a casa pagado de sí mismo, y lo que es peor, mejor pagado por todos nosotros, y quizá algo mareado por el largo viaje que va desde La Portilla a los pactos de Moncloa, pero usted y yo sabemos bien que el aplauso vale lo que dura, y por largo que sea, dura muy poco, sobre todo si tiene que ver con Llanes y las palmas las dan desde San Martín del Rey Aurelio.

Como lo del concejal no lleva arreglo, por eso le tocó decirlo a él, mejor nos situamos para este análisis ante la cruda realidad, no haga como con las riegas, y echemos la cuenta con rigor, que es a lo que vine, y en la que, estoy segura, se concentra usted.

Ambos sabemos que, al igual que el aplauso, el champiñón es de muy corta vida, pudre por menos de nada, cosa que no ocurre con las distintas asociaciones vecinales llaniscas que le preocupan, algunas tan viejas como su propia carrera política, de las cuales, ni usted ni yo conocemos ninguna capitaneada por el PP.

Pero sí es cierto que proliferan como lo hacen los champiñones. Sobre todo desde que se acabó el festín de los negocios inmobiliarios, aquellos que se llevaban a cabo en cualquier notaría, en menos de un cuarto de hora, capaces de sellar la boca del más rebelde y locuaz de los nativos.

A mayor abundamiento, los efectos secundarios nocivos de esos negocios, es ahora, después del prolongado ensayo clínico, cuando empiezan a verse. Todo se vende, todo se alquila, pero nada se vende, nada se alquila. Grandísima putada, con perdón.

Y así es que se le ponen en pié de guerra los vecinos de Celorio, los de Cue, y ahora, en el lodazal, los de Pendueles, pasando por una serie cansina de grupos ciudadanos de toda condición de la que usted tiene plena conciencia, al igual que tiene plena conciencia de que lo de menos es lo de la vieja AVALL, hechicera hacedora de cargas de profundidad que han evidenciado en innumerables ocasiones, sentencias judiciales en mano, su catadura moral y política de usted , pero incapaz de mover el voto de una población que subsistía , mayormente de forma indirecta, del difunto amagüesto inmobiliario.

Liberado del ladrillo el nervio óptico, se acabó la ceguera.

Esa Autovía plagada de improvisación a fuer de intentar salvar plazos (y ni por esas), y desde que improvisar es un acto de izquierdas, no solo les ha fregado el verano a propios y visitantes cerrando el paso a la vía principal de comunicación de Asturias sino que, ahora, les ha metido el agua en casa a los vecinos de Pendueles.

Tiene usted una papeleta gorda sobre la mesa, sobre la cabeza, y a poco más, sobre la urna.

Si echa la cuenta, verá que el vecindario en general, cuando falta la manduca, es lo suficientemente interesado y materialista como para reírse de sus reverencias, de su famoso “tomo nota”, de sus promesas insensatas (¿se acuerda de aquel puerto deportivo que iba usted a instalar en los acantilados de La Talá, por citar algo?) y pegar la vuelta, hacía donde sea, pues esta es tierra de emigrantes, con tal de dar con el esencial duerno.

Vaya calculando el número de champiñones, es una simple suma como las que usted pudiera haber planteado a los alumnos de la escuela básica, a los que, sin duda, tanto echa de menos, de individuos adultos a los que la hartura y la necesidad, y no el PP como sería deseable en democracia, desentumecen.

Debería ir inventándose algo, (no queda mucho tiempo pero es usted un experto), que pueda convencer a los ciudadanos, de que aquí, en Llanes, en estos veinte años de su reinado pagamos a precio de oro un saneamiento que funciona, que hemos creado una red industrial que no mama del erario publico, que hemos afianzado un sistema de empleo que tampoco mama de la misma fuente y que hemos conseguido que el sector turístico no se destruya a sí mismo por endogamia.

No le digo nada del empeño que debe poner en demostrar que los millones que aquí se trajinaron no enajenaron y destruyeron, per in aeternam y a beneficio de una reconocida minoría, el patrimonio medioambiental, paisajístico e histórico de este concejo.

Para ser usted un forastero no se quejará del trato recibido hasta el momento, pero no se duerma, porque los laureles se están secando, victimas de una plaga de champiñónes.

Necesita un fumigador potente, un fungicida sin parangón, o sea, pasta de la que ya no hay, pues cuando los champiñones se convierten en pandemia, son inmunes a los concejales parlantes e incluso a los cambios de trazado dibujados en el aire.

María José Rodríguez. Secretaria General de AVALL

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