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Contaminación avasallante

19 de Diciembre del 2015 - Luis Ramón García-Hevia Rodríguez (Avilés)

El pasado jueves días 17 transité en motocicleta por la vía de paso que une Avilés y Valliniello, inocentemente me acerqué a este lugar cercano a mi casa provisto de un casco sin pantalla de cristal para los ojos, hace calor pensé.

A una velocidad de unos 40 Km/h y con buena visibilidad empecé a notar una especie de polvillo en grano que me golpeaba con fuerza sobre los ojos, hasta el punto de tener que cerrarlos obligándome a parar el vehículo.

En principio no le di mayor importancia, salvo recordar que a principios de los 90 se circulaba sin casco, y por tanto sin gafas para los ojos, sin percibir este tipo de problemas.

La contaminación no es nueva en Avilés, vivo en uno de los ocasos ecológicos más impactantes fruto del desarrollo industrial, sin embargo pese a cierto descenso del número de chimeneas parece que se establecen nuevos focos de fuerte impacto ambiental, posiblemente por el incremento de la producción en materias como el hierro, el acero, el plástico, el aluminio, el zinc, el cristal ¡sí!, todo esto y más se produce en apenas unos pocos kilómetros cuadrados, y es que mi ciudad podría ser una nación autosuficiente puesto que todas las materias primas se producen aquí.

Entonces ¿el nivel de vida es grande? ¿los sueldos son altos y apenas habrá paro? ¿no?

Pues nada más lejos de la realidad, con una tasa de paro rondando el 25% los sueldos son totalmente precarios en multitud de sectores como el comercio, la hostelería, la limpieza

Lo que lleva a pensar que la mayoría de los trabajadores de las fábricas tampoco perciben un sueldo acorde a la labor que desempeñan, si un simple paseante percibe molestias, cuantas no sufrirán quienes están al pie del cañón.

De hecho la población ha descendido en 20.000 habitantes desde 1980, pese a la buena convivencia en la villa y sus barrios no viene mucha gente a establecerse gratamente en este lugar y aun queriéndose quedar, por el buen espíritu del avilesino hasta ahora ávido de diversión, la necesidad de un empleo acorde a las expectativas de vida o de los estudios realizados, obligan a la emigración.

Volviendo a mi episodio, una vez anochecido regresé inevitablemente por el mismo lugar, tratando de reducir la velocidad, sin embargo a través del foco de la motocicleta pude contemplar como miles de partículas en suspensión impactaban contra mí ser. Otra vez molestias, solo unos minutos, tras llegar a la primera fuente me lavo los ojos y me enjuago la boca, pero ya era tarde, esta vez no solo fue la vista y la sequedad bucal, también noto ardor en la garganta y los pulmones, los cuales aun conservo ¿mañana será otro día? Tal vez para mi sí, pero para los miles de trabajadores que conviven a diario con estas partículas es el pan de cada día, tanto paro los que desarrollan los procesos fabriles cómo para los que han establecido su puesto de trabajo en los comercios del contiguo polígono industrial.

Y es que fruto de la vorágine del hombre, hemos decido establecer un sistema en el que necesitamos producir cada vez más, un sistema empujado por los grandes intereses internacionales en el que es necesario comprar y tirar continuamente para rentabilizar las actividades industriales, pues el modelo se ha copiado de otros tradicionales como la alimentación llevándolo al ámbito global, claro que necesitamos comer cada día, pero eso no implica que desarrollemos productos inorgánicos con fecha de caducidad ante la necesidad de vender más. Necesitamos un modelo que rentabilice todas las actividades humanas sin llevarnos a la autodestrucción. Necesitamos trabajar imperiosamente para el propio ser humano, empezando a cuidar nuestro entorno natural y defendiendo la salud de nuestros allegados, tal y como son nuestros compañeros de trabajo; o amigos y familiares que desempeñan otras labores.

Podemos establecer muchas estaciones de medición que determinen los valores de los gases y partículas disparando las alarmas, pero de poco servirán si no atajamos directamente las emisiones y dotamos a los trabajadores, tanto de equipos de protección adecuados, como de una formación instructiva que les ayude a prevenir los riesgos de su actividad. Me consta que socialmente existe la idea, difundida de manera generalizada, de que usar simples mascarillas en el caso de los hombres implica falta de actitud en el trabajo con comentarios del tipo a donde va ese está flipado y en el caso de las mujeres donde vas niña con mascarilla, con lo guapa que estas sin ella. Se trata de un meme real extendido en casi todos los ámbitos del trabajo y que los propios jefes o ciertos compañeros se encargan de difundir ridiculizando a quien sigue sencillos protocolos de seguridad. De ahí que debo de insistir en la necesidad de actuar en prevención de riesgos laborales para evitar más enfermedades graves a corto plazo cómo las causadas por no usar mascarillas cortando piedras con radial, pintando mediante difusión o barriendo el entorno en que se desarrollan procesos químicos.

Desgraciadamente la necedad política está muy alejada de los valores reales del bienestar, mientras se cierran las explotaciones de carbón en las cercanas cuencas mineras, implorando por su obsoleto modelo energético, se puede contemplar como se ha derribado el contiguo pueblo de San Juan (una vez más en Avilés) para dedicar casi toda su superficie a almacenar cada vez más carbón de importación, imitando la misma actividad que se desarrolla en el cercano puerto de Gijón, dónde igualmente se puede contemplar como descargan cotidianamente toneladas y toneladas de carbón desde barcos de diferentes procedencias mundiales (escondidos sobre kilométricas mamparas hay que hallar un punto de observación cómo las colinas cercanas o el otro lado de la ría).

En los días precedentes, mucho se está hablando de la contaminación a través de los medios de comunicación, y no es que la gente haya empezado a tomar conciencia ahora, sino que lo tenemos guardado dentro y llega un momento en que lo tenemos que soltar. Recuerdo perfectamente, como cuando era un niño en los años 80, se hablaba de que hoy en día (1985) no se producirían de nuevo los desmanes que destruyeron nuestro pueblo para siempre, puesto que los ecologistas no lo permitirían, sin embargo regresando al futuro de 2015 vemos como nuestros gobernantes insisten en tratar de terminar con el pequeño reducto natural que nos queda, como la arena de la playa de Salinas o las ensenadas de la ría, insistiendo en dragar su cauce como si fueran a venir transatlánticos diarios que nos saquen de la crisis, o ampliando un puerto que tiene la mayoría de sus diques libres.

Pues bien, ha llegado el día en que todos vamos tomando conciencia ecológica independientemente de nuestra identidad política y estamos dispuestos a decir ¡basta! Basta de vivir en el lugar más contaminado de España, posiblemente de Europa y que encime no nos paguen ni por ello. Sacrificamos nuestra vida en el lugar con las peores estadísticas de enfermedad y mortandad, sin recibir ni tan siquiera una recompensa a cambio ¿quién se lo cree? Es una tomadura de pelo que no estamos dispuestos a sufrir y dejar en herencia a las generaciones que tanto esfuerzo nos está costando sacar en relevo.

¡POR UN EMPLEO DIGNO EN UNA CIUDAD SALUDABLE,

DIGAMOS BASTA DE CONTAMINACIÓN FUERA DE CONTROL!

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