Rotundo golpe a la democracia
Variada y repleta de noticias (ojalá algunas tan negativas no se hubieran producido), esta campaña electoral se ha encontrado con debates tensos, sorprendentes intervenciones televisivas de los candidatos y hasta el entierro de dos policías españoles muertos en Kabul, que frenaron la rutina electoral. Cuando los aspirantes afrontan ya la recta final hacia las urnas y el rifirrafe político ha subido de intensidad por el trasvase de votos que, según parece, se está dando en las jornadas previas al 20-D, llegó un desagradable acontecimiento: Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular, mientras paseaba por Pontevedra, su tierra, recibió un contundente puñetazo en la sien. Un joven de 17 años, tras acercarse a él para hacerse una foto, le propinó un fuerte golpe en la cara.
La campaña electoral ha caído en su lado oscuro. La bronca sustituye a las propuestas para mantener a quienes votaron en el pasado, cautivar a aquellos que apostaron en anteriores citas de las urnas a otros y, sobre todo, convencer a los indecisos. Pero no todo ha sido solamente eso.
Tanto ayer, como hoy y en los pocos días que faltan para la apertura de urnas, la noticias más repetida en papel, radio, televisión y en las redes sociales seguirá siendo, sin duda, el duro puñetazo que un muchacho joven fue capaz de propinarle a Mariano Rajoy, en su paseo por el centro de Pontevedra. Esto mismo podía haberle pasado a Pablo Iglesias, Pedro Sánchez o Albert Rivera y hubiese sido igual de deleznable, pero le ocurrió al presidente del Gobierno. Al líder del Ejecutivo de un país en alerta cuatro a poco más de un mes de los atentados de París.
Seguimos en campaña y el político busca el calor de la gente. Pero este abochornante fallo de seguridad debe ser tenido en cuenta, porque podía haber ocurrido una tragedia. Esto sí que puede ser llamado mezquino y ruin.
Es difícil saber si el lamentable suceso tendrá incidencia en el voto, pero, en cualquier caso, Rajoy recibió gestos de solidaridad del Rey
y de sus adversario políticos: Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias se comunicaron con él para interesarse por su estado físico. Por su parte, Rajoy quiso quitarle importancia al asunto concluyendo su paseo y ofreciendo posteriormente el mitin previsto en La Coruña.
Aún falta por ver si, tras la agresión, el jefe del Ejecutivo continúa con sus expediciones callejeras y si se incrementa la seguridad que le rodea.
Finalmente, el triste episodio no debe servir a nadie para sacar réditos políticos. Ninguna polémica que se haya producido durante la campaña puede ser considerada como instigadora de violencia. Todo indica que estamos ante una deleznable acción individual de alguien integrado en un grupo radical de hinchas de fútbol, un hecho aislado que no empaña el comportamiento cívico de los ciudadanos en general. Bajo ninguna circunstancia nada justifica actos violentos contra nuestros representantes públicos.
Lo que sí puede decirse con seguridad, es que esto ha sido un verdadero y rudo golpe a la democracia.
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