Podemos si podemos
De Ockham a Pablo Iglesias
No se trata de una tautología mariana del estilo de las que a menudo nos ofrece nuestro presidente nacional cuando afirma, por ejemplo, que los españoles son estupendos porque son españoles y además muy españoles. (No comprende que, al cuantificar un adjetivo de suyo incuantificable, cuando intenta acrecentarlo, lo que hace en realidad es devaluarlo; los españoles, como las embarazadas, o son o no son).
De lo que se trata, en realidad, es de superar la simpleza de un lema electoral norteamericano apropiado por un partido político español (ni mucho ni poco) para su autodenominación. Dicha autodenominación constituye una proposición tan inconsistente como su contraria: podemos/no podemos. Aunque a nadie se le oculta su valor intencional y moral (entusiasta), es evidente que al podemos de Podemos le falta explicitar unos cuantos complementos (directos, indirectos y circunstanciales) y es ahí donde reside toda su posible credibilidad: podemos arrebatar el gobierno a la casta con ayuda de la navaja de Ockham, podemos eliminar la costra que la casta ha ido acumulando en las instituciones del Estado y devolver a la política su prístino valor moral mediante la utilización de la cuchilla ockhamista, podemos si podamos. Es fácil de comprender la importancia primordial del complemento circunstancial, puesto que establece el método para lograr el supuesto objetivo final: gobernar para la comunidad. En la política, como en la ciencia, la verdad reside en el método. Así que: mientras podemos, podemos.
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