Salas despide a Beatriz y a Ceferino

El pasado 11 de diciembre de 2015, en el restaurante El Castillo, unos cuarenta docentes nos reunimos en una comida para despedir a dos profesores que durante muchos años ejercieron la docencia en el IES Arzobispo Valdés-Salas. Beatriz, la que antaño fue profesora de Hogar y luego de Cerámica, y Ceferino, profesor de Religión y párroco de Cornellana hasta septiembre de 2015.

Tuve la suerte de compartir con ellos la docencia, alegrías y penas, éstas como consecuencia del fallecimiento de alumnos y profesores, durante tres lustros. Dice el popular proverbio que "de bien nacido es ser agradecido" y por eso quiero agradecerles, a través de este medio de comunicación, su trabajo y contribución a la mejora de la educación en el concejo de Salas.

Querida Beatriz. Diste vida al aula de cerámica, primero con un sencillo horno, luego con otro más potente, que buen trabajo nos costó conseguir, pero el que la sigue, la consigue. Jarrones, piezas de nuestra cultura asturiana, relojes, cubiletes para bolígrafos, lapiceros y rotuladores, lámparas… y hasta placas conmemorativas fueron obra tuya y de tus alumnos, así como la dinamización dentro del programa de apertura de centros, al participar y coordinar el grupo de cerámica que, bajo el magisterio de Julio, se reunía los lunes por la tarde y en el que participaban vecinos del concejo de Salas, sin olvidar tu trabajo en la biblioteca bajo la coordinación primero de Ángela y luego de Dolores. Amiga Beatriz, tuviste mucha paciencia conmigo, aguantaste mis bromas día sí, día no, y tu campechanía me admiraba porque nunca me pusiste una mala cara. ¿Cómo olvidar cuando hice correr por el instituto que trabajabas en la serie gallega "Padre Casares" y que alguna compañera llegó a creer?, o cuando al profesorado de nueva incorporación les envié una circular anunciando que el horno de tu aula estaba a su disposición los viernes para hacer bizcochos, empanadas, asados…, solamente tenían que apuntarse en tu agenda… y también alguno picó, sin olvidar el supuesto "affaire" al que en cierto modo contribuiste sin darte cuenta de las consecuencias, así como el cierre de la puerta de la biblioteca que yo hacía con ímpetu para asustarte y que luego achacaba a corrientes de aire. Por todo ello, Beatriz, reitero mi cariño, doy gracias por ser tu amigo y por compartir algunas veces recuerdos en las terrazas durante las tardes y noches de verano en la villa lucense de Foz.

Estimado Ceferino, no emplearé el don que te confiere el presbiterado, lo dejo para otra ocasión. Coincidí contigo en septiembre del año 1993 en Salas; enseguida me percaté de que éramos como la piedra y la guadaña. Nunca olvidaré las trastadas y bromas que hicimos, en las que fui cómplice en unas, autor en otras. Aún me sigo riendo cuando las recuerdo. Creo que podemos recordar algunas. La multa de tráfico a Montse y a Ana. ¿Recuerdas cuando Montse nos contaba que el día que la recibió venía a clase de alemán a Oviedo, iba despacio por la recta de Vega de Anzo, la adelantaban todos y ella les decía, corred, corred, ya os darán como me han dado a mí bajando la Cabruñana? ¿Y la llamada al amigo pescador de la administrativa diciéndole que tenía una denuncia por pescar truchas sin el tamaño estipulado? Y no digamos nada de la solemne inauguración del servicio de profesoras. ¿Y el mexómetro de precisión, que era una bacinilla metálica esmaltada de blanco? No sigo porque no acabo nunca. Fuiste un ejemplo de colaboración en este centro, acompañaste al alumnado a los viajes de estudio, hiciste de actor en nuestras representaciones de teatro de carácter costumbrista, has sido, y lo eres, un perfecto amanuense medieval, quizá tus años de párroco en lo que un día fue el cenobio de Cornellana fue tu fuente de inspiración, y por eso a ti debemos los rótulos de la biblioteca, el anagrama del centro y los pergaminos que hiciste para Maribel, que durante dos décadas regentó el servicio de cafetería en el instituto; el actual consejero de Educación y Cultura, cuando pronunció una conferencia en el contexto de la inauguración de la biblioteca; Juan Velarde y a quien suscribe cuando finalicé mi estancia en Salas hace tres años… A todo ello hay que añadir tu buena predisposición a la hora de hacerte el horario, organizar los grupos, así como tu colaboración en la confección de los horarios cuando no había ordenadores, sin olvidar tu apoyo en la organización de la exposición de imaginería religiosa o en la cesión del monasterio para celebrar el acto académico de final de curso en Bachillerato y Formación Profesional. Solamente tengo que decirte: gracias.

Quiero finalizar una frase que recordarás: "Con afecto por todo lo que hiciste sin tener obligación. Al hacer recuento es mayor la entrega y los logros que las equivocaciones y las miserias humanas". Esta frase de gran calado orla el pergamino que has hecho para mi despedida de Salas. Somos humanos, a veces erramos, pero también hacemos cosas buenas y, como bien sabes, a mí siempre me gusta sumar, restar lo menos posible y, llegado el caso, que sea sin llevar. Tanto tú como Beatriz, junto con otros muchos compañeros y compañeras, habéis trabajado duro, más allá de lo que era impartir docencia; habéis contribuido a dar esplendor, lustre y excelencia al IES Arzobispo Valdés-Salas, condecorado con dos premios nacionales consecutivos, 2009 y 2010, y que, modestia aparte, ha vivido dos lustros en los que también se cosecharon abundantes reconocimientos a nivel autonómico y local; no en vano, este centro es medalla de plata del concejo de Salas.

Os deseo, amigos, que esta nueva etapa que acabáis de iniciar sea tan fructífera como la que habéis sellado, que sea lo más larga posible y con calidad de vida, recordad siempre a los amigos que habéis hecho en este centro educativo y tú, como sacerdote que eres, sabes que el ministerio que ejerces imprime carácter; también el de profesor, por eso ambos seguiréis siendo profesores de por vida. Fue un placer trabajar con vosotros y también lo es seguir disfrutando de vuestra amistad. Un abrazo.