O coalición o el caos
Que el capital es algo que no tiene bandera, sino cartera, supongo que a estas alturas de nuestra era debería saber hasta el más tonto de cada lugar y, por si alguno quedaba por enterarse, le bastaría con observar lo que pasó con la Bolsa y con nuestra prima de riesgo sólo un día después de conocerse los resultados de las elecciones generales celebradas el pasado 20 de diciembre en nuestro país.
Los votantes españoles, hartos de promesas incumplidas por los dos grandes partidos que alternativamente llevaban gobernando el país desde hace décadas, esta vez, en parte, prefirieron probar suerte dando su voto a nuevas fuerzas políticas que les prometían cosas diferentes a las que estaban acostumbrados a oír prometer y no cumplir por parte de otros. Consecuencia de esa decisión, el voto quedó tan fragmentado que el resultado final no dio a ningún partido viejo ni nuevo la suficiente mayoría para poder formar Gobierno, lo que sitúa al país, en lo político, en una situación de incertidumbre e ingobernabilidad de lo más desastrosa y consecuencias sumamente negativas, dada nuestra situación de paro y de falta de inversión para relanzar la economía y tratar de solucionar el problema.
Los políticos suelen sacar pecho tratando de convencernos de que ellos están en la política de forma vocacional y con el único afán de servir a España y a los españoles. En mi opinión, ahora se les acaba de presentar la mejor de las ocasiones para demostrárnoslo con hechos y no con palabras vacías de contenido. Si de verdad están a disposición de su país y de sus ciudadanos, lo mejor que pueden hacer es tragarse su orgullo partidista e interés personal y ceder de su parte todos un poco, para tratar de formar un Gobierno de coalición capaz de sacar al país adelante. Alemania, a la que siempre nos ponen de ejemplo cuando les conviene, ya lo lleva haciendo en los últimos cincuenta años en más de una ocasión y les dio tal resultado que hoy ese país es considerado como la locomotora que arrastra el tren de la UE. ¿Por qué no intentarlo aquí? Si el pueblo ya dijo con su voto lo que quiere, ¿a qué esperan sus representantes?
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