A un político sin suerte
No sé si se me recuerda, seguro que sí, a ver si se da cuenta, yo soy uno de los que corren con los gastos de sus viajes, sus dietas y su iPad, pero como los que hacemos esto somos unos cuantos tampoco tiene por qué conocernos a todos. Algo así nos pasa a nosotros con ustedes, y es que al ser tantos nos cuesta reconocerles y nos limitamos a pagar y que sea lo que Dios quiera, que a mí me encantan los impuestos. Tengo una incertidumbre en lo que se refiere a la tasa destinada a los gastos que originó lo del «putiferio», y es que no tengo claro si ya me lo han incluido en el IBI de este año o se abona aparte, que a mí estas cosas me ponen muy nervioso y me gusta estar al día y evitar sobresaltos. Esos viajes tienen que ser muy divertidos, he oído hablar de uno que seguro que usted que lo anda todo ya conoce, en el que nada más llegar salen a recibirte unas señoritas de bandera, moviéndose a ritmo de la danza del vientre y empiezas a ver ombligos por todas partes, haciendo zoom, y a la vez que bailan mezclan esencia de jengibre yagua de rosas y te lo van echando por la cabeza, por un tubo, hasta que toses, luego baja y te va mojando el cuerpo hasta alcanzar tu parte más tierna, la entrepierna. Pero lo mejor es que eso también entra en el «all included». Alguien ha escrito que todo esto le parece ominoso, palabra excesiva, y que, me he documentado, se ha formado a partir de dos raíces: por un lado «hominum», que tiene que ver con la naturaleza humana, y por otro lado «oso», que no tiene nada que ver con la naturaleza humana. La unión de ambas dio lugar al vocablo «hominoso», que es el que aún perdura. Más tarde perdió la hache. Etimologías aparte, conviene no confundir la década ominosa con la prodigiosa, coincidentes en el tiempo (en la duración) pero no así en el modo, sin dejar de reconocer que en ambos casos fueron muchos los que dieron el cante.
En los tiempos del autoritarismo era diferente porque los que sacaban partido de la situación eran los de siempre, mientras que ahora no digo que no sean los de siempre, que lo siguen siendo, pero no son los mismos, y es precisamente ahí en donde el avance ha sido enorme. Y como el número actual de políticos es tan alto, el salto cuantitativo y cualitativo fue verdaderamente cósmico.
En cualquier caso, lo suyo ha sido un caso de verdadera mala suerte, y si no acuérdese cuando hace unos años un grupo de políticos asturianos organizó un safari a Cuba y hubo alguno al que le faltó el canto de un duro para que le adjudicasen de por vida una habitación con vistas en la base de Guantánamo y al final no pasó nada, por eso digo lo de la fortuna, la condenada suerte.
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