No se respeta la opción que se elige
Fíjense ustedes bien, qué simple, qué certeros, qué veraz esas viñetas injertadas diariamente en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA. «La tira y afloja», ilustración de Pablo García, guión de Rogelio Román, no necesita palabras, cada dibujo suyo vale por un artículo de fondo, una profunda reflexión filosófica y una crítica acerada de ciertas actitudes sociales, sobre los partidos políticos que tienen el deber de velar para que no se hagan crónicas que vayan levantando la tierna piel de una democracia que tantos años nos ha costado injertar.
Todo lo anterior viene a cuento de la situación política que atraviesa España tras el resultado electoral de las pasadas elecciones del 20-D. No se respeta la opción que se elige, los votantes que ejercieron su derecho y más de la mitad de ellos optaron por un gobierno del PP, que suma más votos que el PSOE. No respetan a los vencedores ni a sus simpatizantes, acuden a la estrategia para desalojar al gobierno que ha dado la vuelta a la herencia que recibió de los socialistas. Pedro Sánchez, la crispación de campañas anteriores, ya el PSOE identificaba al PP con un dóberman muy feroz. Creo que nunca la política había sido tan banal como ahora, ni nunca asistimos a una campaña tan falta de ideas, y lo que es peor el carácter mercantil, pactos como puro intercambio de poder. No se respeta la opción que se elige, ya están sembrando el terreno para unas próximas elecciones.
Hace ya unos años, el Papa Juan Pablo II declaró a Santo Tomás Moro patrono universal de los políticos, nombramiento que el Papa señaló, respondía a la necesidad que el mundo político y administrativo sentía de modelos creíbles que muestren el camino de la verdad en los momentos importantes. Esa valentía es muy necesaria hoy en nuestros legisladores para defender la vida humana, para adoptar medidas políticas claras en favor de la familia, los jóvenes, los ancianos y marginados, políticos valientes que cumplan y hagan cumplir las leyes vigentes, para continuar la historia de España. El rey Felipe VI en el mensaje de Navidad no se olvidó decirlo, esa valentía es necesaria.
Tomás Moro fue un honrado caballero inglés, casado, con cuatro hijos, que ostentó los cargos políticos de abogado, embajador y canciller del reino, cargo del que dimitió por no aprobar el proyecto del rey Enrique VIII de constituirse en jefe de la iglesia de Inglaterra, suplantando al Papa de Roma. Fue encerrado en la Torre de Londres. Allí fue martirizado cortándole la cabeza con un hacha. Como cristiano valiente, es un buen modelo de político. Era además alegre, no se le atribuye crispación alguna, sí esta oración, titulada «Oración del buen humor»: «Danos, oh Señor, una buena digestión y también algo para digerir. Danos la salud del cuerpo y el buen humor para mantenerla. Danos, oh Señor, un alma santa, que haga tesoro de todo lo que es bueno y recto. Que no nos asuste el pecado, sino la falta de amor. Danos un alma que no conozca el aburrimiento, los caprichos y los lamentos; y no permitas que nos preocupemos demasiado de nosotros mismos. Concédenos la gracia de comprender un chiste, una broma, a fin de que experimentemos en la vida un poco de alegría y repartamos con los otros, como anticipo de la alegría del Cielo. Amén».
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