¿Era Eva de izquierdas?
Años atrás, un cinco de enero en un pueblo de Asturias, divisé a tres reyes magos caminando, iluminados con luz focal, rompiendo la oscuridad de la noche. Desde sus hogares, los niños ensimismados se asombraban llenos de misterio, sobrecogidos por la luz y el silencio (quizá de Dios) de aquella estampa. No sé de quién surgió la idea pero me agradó la belleza de su mensaje. Es harto sabido que vivimos tiempos en los que la ética del bien y del mal han sido suplantadas por la relajada escala de lo que me gusta y lo que no, empujando el absurdo de que algo que me gusta no puede ser malo; el exceso está servido. Ahora que en España gobierna alguna izquierda, descubrimos que son humanos y por tanto, que algunos son estúpidos, de derechas o izquierdas; humanos. Me molesta el presupuesto en paciencia y medios materiales otorgados a cualquier iglesia con cargo del erario. No quiero debatir tanto exceso de dios desde lo público, pero sí los argumentos del tipo pataleta pueril, cuando se quita un rey y se pone una reina. Veo mal, el quítate tú que me pongo yo, sin duda, pero ¿no molesta acaso que en Gijón, una alcaldesa con apoyo de la derecha, y antes la izquierda, traigan a los reyes magos en helicóptero cada año? ¿Qué clase de falacia de tradición bíblica es esa? ¿No pensamos en el imaginario infantil, que pueda preguntarse dónde están los camellos? Pero claro... cuánto gusta ver un helicóptero trayendo a los Reyes Magos desde Oriente; eso es magia y lo demás son incongruencias de la izquierda como nos recuerda en su comentario 'Reinas Magas y el orden de las cosas', del 5 de enero de 2016, el señor Jesús García (La Fresneda), que invita a los gobernantes de izquierda a la cordura y sensatez de ¡la magia! y no a las chorradas que alteran tradiciones de más de 2000 años, cuando aún no había helicópteros... supongo. Criticar objetivamente no es hacerlo desde la derecha política, señor García; como tampoco tiene nada que ver la paridad de géneros con los Reyes Magos y en eso le doy la razón, a regañadientes por cierto, pues leo en su texto, un triste sesgo en el mal uso del vocablo; 'coño'. ¿Acaso 'coño' ayuda a enfatizar el desorden de las cosas? ¿Será que Eva tentó al desorden a Adán? No creo en dios alguno y me gustaron aquellos Reyes Magos en aquel pueblo de Asturias; y no me gusta que Melchor huela a queroseno de helicóptero, prefiero el olor al estiércol que mis padres ponían en el patio de casa el día de Reyes. Válido es estimular la imaginación de los niños, pero no aturdirlos con excesos, ni siquiera el de dios. Son niños, y es ardua la tarea de desactivar en sus mentes la estupidez.
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