Adiós a BG, un catedrático de la vida
Conocí a Benjamín en el grupo de “La Cuadra” en Luanco hace más de treinta años. Era una persona singular y polifacética, siempre lleno de buen humor, socarrón y, como buen ujense, se vanagloriaba al decir que Ujo era el nudo ferroviario más importante del norte de España porque tenía cuatro estaciones. No había conocimiento que le fuera ajeno, de todo sabía, no en vano se auto consideraba discípulo de la vida. Nacido de familia humilde, su padre ebanista de los buenos, su madre virtuosa ama de casa. Cursó estudios elementales y muy pronto pasó a ser pinche en Hulleras Asturianas, prestando servicio en los menesteres de las oficinas de los dirigentes. Enseguida como autodidacta adquirió capacidades administrativas, motivo por lo que fue merecedor de ser trasladado a Madrid. La gran metrópoli fue el medio necesario para incrementar y potenciar sus innatas cualidades de negociador y gestor. Pero como nada le fue extraño, sacó el carnet de entrenador de baloncesto, encargado de los alevines del Estudiantes, de lo cual presumía, a la vez que le servía de pase para entrar gratuitamente al Bernabéu. También allí, curioseando por el Rastro, nació su vocación por la filatelia y la numismática, llegando a ser todo un referente en ambas materias y presidir la asociación en Asturias. Organizó congresos en Oviedo de alto prestigio a nivel nacional e internacional, en los cuales su opinión era muy consideraba y respetada. Todos los domingos departía con los coleccionistas en la plaza de España y era excepcional que faltara a esta cita semanal que ha mantenido hasta su fin.
Mi esposa Palmy y yo hemos tenido la fortuna de haber compartido con Benjamín y Covadonga, junto a otros entrañables amigos del grupo de “La Cuadra”, muchas horas en cenas todos los días del verano, recreo, ocio, e inolvidables aniversarios, llenos de humor, solidaridad y cariño, con escapadas a Mercadante, finca en Llanera, donde BG complementaba las amistades durante todo el año. Ha sido todo un personaje, generador de amistades en muchos de los ambientes ovetenses, querido y respetado.
Son tantos y tantos los recuerdos y anécdotas que recordarlas nos rompe los resortes de la emoción. Cuando un amigo nos deja el velo de la tristeza nos envuelve quebrantando nuestro espíritu y despojándonos de unos cuantos de nuestra energía vital. Ha sido un honor haber compartido tu amistad, “catedrático de la vida”. Hasta siempre.
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