Dando palos de ciego
Cuando el ciego tiene voluntad de aprender: aprende. Cuando no: coge el palo y arremete contra todo lo que encuentra a su mano en materia de Formación Profesional. La cual (para los que no estén ciegos) incluye a la Universidad. Ocurre que existe una infinidad de ocupaciones agrupadas (según los 8 niveles del marco europeo de cualificaciones -EQF en inglés-) en dos grandes grupos: cuatro universitarios y cuatro no universitarios. Configurando cada grupo una estructura taxonómica competencial (preparatorio, grado, posgrado y excelencia) que se ramifica hacia la infinidad de ocupaciones desde el preparatorio y el grado (más genéricos y troncales), siguiendo itinerarios formativos de posgrado (más específicos y ocupacionales). Con todo esto, el ciego ya habrá flipado y arremeterá con su palo para destrozar cualquier concepto que ponga luz y orden a su "status quo" de confianza ciega tan arduamente conseguido.
No, no es cierto que la Formación Profesional deba satisfacer las necesidades de los sistemas productivos así de literalmente como se pretende. Porque: "La Formación Profesional permanente y ocupacional, estableciendo dualidad entre sistemas productivos y sociedad, y siendo una forma de intermediación entre el empleo ocupacional y el desarrollo de los sistemas productivos, tiene como objetivo lograr una sociedad con un PIB competitivo". Sí, ya sé, parece que se dice lo mismo, pero no es así. A la prueba me remito: si unos sistemas productivos avanzan compitiendo en el mundo global y triunfan, la Formación Profesional debe no sólo satisfacer a esos sistemas productivos, sino innovar sus necesidades. Pero si los sistemas productivos no avanzan en el sentido del progreso, sino que retroceden y para competir exigen más retroceso social, negando empleo y cualificación a una sociedad a la que piden sólo formación a la carta, porque lo que necesitan son trabajadores sin tiempo para procrear o poder atender a una familia por medio de un salario ajustado para ello, pues no, no creo que la Formación Profesional deba satisfacer las necesidades de ese "saber hacer" específico. Sin embargo, en términos económicos, la Formación Profesional debe satisfacer sus necesidades para hacerles competitivos y así poder dar un cambio a su modo de producción para generar riqueza que revierta, primero, en inversiones y, después, a la sociedad, pero yendo más allá en la formación y en la línea de los sectores productivos competentes; aunque, posiblemente, estos sectores estén en regiones vecinas más que en la propia. ¿Cuál es el problema? Que habiendo estado el ciego dando palos durante 35 años, todo está bastante destrozado: los jóvenes que se preocuparon de obtener una buena formación y empleo acabaron encontrando empleo en el extranjero. Desde los JASP de hace 20 años, y aprovechando la coyuntura de la burbuja constructiva, muchos empresarios dijeron aquello de "si se van todos a la Universidad, aquí quién va a trabajar" o aquello de "un fontanero gana más que un arquitecto". Todo esto ocurría porque, desde la Transición, y con la droga de los fondos europeos, se olvidaron de realizar inversiones importantes en la dirección adecuada de la automatización industrial y sus tecnologías: único camino para el desarrollo industrial y el progreso. Ni sabían emprender ni se preocuparon de ese saber hacer. No, no me gusta ver al ciego seguir dando palos a la Formación Profesional con sus manifestaciones del "saber hacer" de baja cualificación y sin "saber" invertir en futuro: formación e investigación.
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