El gris
En 1966, el 11 de enero, rememoramos la muerte de un genio que nos decía que no existían los colores ni las formas: «Sólo existe el gris y las formas alargadas». Hoy hace cincuenta años que muere el gran pintor y escultor Alberto Giacometti. Nacido en la localidad de Stampa, (Suiza), en 1901, descendiente de emigrantes italianos, decidió seguir los pasos de su padre, el pintor Giovanni Giacometti. Se dedicó a estudiar arte en Roma y en Génova y, una vez finalizados sus estudios, decidió instalarse en París.
Sus pinturas grises, oscuras y faltas de color son la parte esencial de este personaje, dejando a las personas que observamos sus pinturas, la búsqueda de esos colores y la esencia de dicho cuadro, son notables los retratos de su esposa Annette, de su hermano, y de una mujer llamada Carolin. Pero yo creo, la verdad, que su verdadero papel ha sido ser un grandioso escultor. Sus trabajos en bronce sus figuras estilizadas, alargadas, sin formas voluminosas, siempre marcando un gesto. Hace que nos quedemos inmersos mirando dichas figuras. Íntimo amigo de Picasso y Miró, lo consideraron un maestro de la creación plástica moderna.
En febrero del 2010, una de sus esculturas llegó a la cifra de setenta y cinco millones de euros en una subasta, la estatua titulada «El hombre que camina», cosa realmente impensable en aquellos momentos. En el 2015, nuevamente, todos los récords desaparecen y la estatua «El hombre que señala» alcanza el precio de ciento veintiséis millones de euros. En Londres, este año, se espera celebrar una exposición para conmemorar los cincuenta años de su fallecimiento.
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