No estamos locos

12 de Enero del 2016 - José Viñas García (Oviedo)

Sabemos lo que queremos, así dice una canción.

Cuando alguien organiza, representa o asiste a un espectáculo que da ilusión y alegría a los niños y también a los mayores que saben evadir su mente por momentos, no puede dejarse llevar por reflexiones profundas que le lleven a dislocar la mente queriendo equiparar una parafernalia festiva ancestral con la realidad de la vida misma.

Aunque siendo lógicos, la realidad supera con creces a la ficción en todas las facetas de la vida. Siempre: una cabalgata, desfile, obra teatral, película o representación por muy dramática que sea es muestra de sucesos tan reales que si nos los hubieran contado antes de suceder diríamos que son imposibles.

No sé por qué algunos dice que estamos locos de seguir representando o celebrando ritos con connotaciones religiosas o no, porque puestos a filosofar sobre sus raíces y su historia nos llevarían a surrealistas creencias o trágicos y crueles escenarios difíciles de asumir. Teniendo en cuenta que la realidad actual (sin retrotraernos en el tiempo demasiado) muchas veces supera la fábula. Nos queda dejarnos llevar por el momento y disfrutar sin más, un poco volver a la inocencia del niño. Toda ilusión es eso, saber evadirse de las responsabilidades y miserias de este mundo para distraer la mente. Ya tendremos tiempo horas más tarde de introducirnos en la vorágine de la cruda realidad y ser todo lo adultos que quepa en nuestra mente y decirles con pelos y señales a nuestros niños y a nosotros mismos que los Reyes son los padres. Que Dios puede que no exista de la forma en que nos lo describe la Historia, que más bien con el pasar del tiempo todo fue distorsionándose, que a alguien le interesaba predicar un Dios de esa forma para sus fines. Que el Dios real no sea cosa muy diferente a nosotros mismos, es más, puede que seamos nosotros mismos tanto el diablo como el mismo Dios, y que según actuemos sea el uno o el otro quien nos encarne, simbolice o represente.

¿Dioses?... Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen no se preocupan ni se ocupan de nosotros (Epicuro).

Porque buscar un Dios fuera de nosotros, que nos excuse y perdone nuestros comportamientos. Si fuéramos nosotros el propio Dios, quien debiera absolvernos, sería nuestra propia conciencia y eso es una carga que nadie está dispuesto a asumir.

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