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Carta abierta a Don Alfonso Román López

14 de Enero del 2016 - Antonio Vázquez Barrero (Oviedo)

Estimado colega,

Y vaya por delante que lo de estimado es un mero formalismo inherente a la misiva, y lo de colega es porque, al parecer, ambos estamos titulados para ejercer la misma profesión; aunque usted, según publican algunos medios, dejara de ejercerla más o menos cuando yo empecé a hacerlo; cosas del destino.

Desde entonces, ha estado usted dedicado a otro tipo de menesteres, sin noches, ni guardias, ni festivos ni Horas Marianas, y probablemente mejor pagados. Que no se caracteriza la profesión precisamente por tener un buen balance salario-sacrificio; y usted lo sabe.

Como podrá comprobar, me he decidido a escribirle la presente desde la más cruda sinceridad, pero sin ánimo ninguno de que llegue a afectarle lo más mínimo, porque es a lo que me tiene usted acostumbrado. El caso es que me he sentido un poco obligado tras las lamentables declaraciones que ha manifestado con motivo de la Junta General del Ilustrísimo Colegio de Enfermería de Asturias, del cual es usted Vicepresidente. Es decir, me representa, o debería representarme.

Si algo he aprendido en diecisiete años ininterrumpidos de carrera profesional (más que usted, no se ofenda, la vida es así), y que usted parece haber olvidado, es que la Enfermería está hecha de gente de toda índole y condición.

Amén de ser una profesión eminentemente femenina, y por ello usaré ese género en todo el texto, he tenido el gusto de compartir horas de tajo con enfermeras vocacionales, estudiosas, teóricas, técnicas, prácticas, empíricas, jóvenes y no tanto, luchadoras, vencidas y amargadas; vamos, que nunca he podido encasillar a dos compañeras en un mismo saco, porque todas somos afortunada, y maravillosamente diferentes como profesionales; con un objetivo común, eso si, velar por la salud de la población con los medios que tengamos y desde todos los puntos de vista posibles.

Pero claro, para alguien que solo ha sido capaz de distinguir dos colores en la mayor parte de su vida profesional (véase, rojo y azul), esto que estoy contando puede sonar a Chino. Y en el fondo, me parece que es una lástima. Tal vez si hubiera pasado más ratos de suela por los pasillos o de tensa guardia a pie de cama de terminal, o de quirófano, donde se juegan cosas más importantes que en los casinos; o en urgencias, donde usted sabe que se pasa de cero a cien pacientes en menos de lo que uno tarda en llegar a Tapia en coche; y sin cobrar kilometraje por ello. Tal vez, y solo tal vez, otro gallo le cantaría, nunca se sabe.

Que no digo yo que no los haya pasado antes de abandonar la profesión, ojo, pero que, evidentemente, no le han marcado tanto como hubieran debido.

De hecho, si de verdad lo que cobra usted por asesoramiento está basado en su profundo conocimiento profesional y el resultado subyacente es la revista que mensualmente nos llega a casa, hay algo que no cuadra, y no es solo la ausencia de índice de impacto de la publicación.

Es usted, Don Alfonso, igual que Don Quijote de la Mancha; que veía gigantes donde solo había molinos, al igual que usted ve Izquierdistas Radicales donde solo hay Enfermeras. Casi 200 Enfermeras que tuvieron que sortear toda clase de artimañas chapuceras encaminadas, un año más, a que usted, que lleva veinte años dedicado a la política, nuestro ilustrísimo presidente, que ya ha celebrado más de ochenta primaveras, un asesor que cobra por decir lo que dice, una tesorera que reconoció abiertamente que no entiende las cuentas y una secretaria puesta para la ocasión, tras la dimisión no reconocida de la anterior, y que a los cinco minutos empezó a darse cuenta de donde se estaba metiendo; despachen en media hora y con el voto de quince venerables compañeras jubiladas que no pagan cuotas, como es lógico, pero que deciden, que no lo es tanto, lo que se debe hacer, no solo con el presupuesto, que eso ya lleva tiempo en manos de la justicia, sino con el destino y el futuro de la profesión en Asturias. A esto han acostumbrado a las Enfermeras.

Enfermeras, señor Vicepresidente, que están hartas de enviarle cientos de escritos a usted, a Don Emilio Losa y a toda la Junta de Gobierno y ver como, en el mejor de los casos, los ignoran de manera sistemática. Cero respuestas desde hace dos años, con la guinda de un requerimiento notarial también desatendido. Da igual lo que se mande y quién lo mande, que obtendrá el más absoluto silencio y quedará en la más absoluta indefensión ante su forma de actuar.

Porque la otra opción es que se les pongan encima de la mesa más de 1500 firmas de Enfermeras, con nombre y DNI y digan ustedes que son ilegibles, morosas o etcétera. Eso, señor mío, eso también hay que contárselo a la prensa (no esperamos que usted lo haga) pero hacerlo no convierte a nadie en un activista político, ni rojo, ni naranja, ni verde.

Al igual que tampoco nos va a convertir en delincuentes el hecho de que, con un presupuesto prorrogado, se gasten ustedes el dinero en anuncios de prensa insultándonos o amenazándonos, contraten seguridad privada para vigilarnos durante la asamblea y coloquen cámaras de video enfocándonos.

Entre esas 200 Enfermeras que tumbaron nuevamente su gestión y a las que ustedes, un año más, amenazaron, trataron de amedrentar y ningunearon, hay personas tan cualificadas para ejercer esta profesión que usted abandonó, que debería sentirse ruborizado al dirigirse a ellas.

De hecho, no descarte que alguna simpatice con el partido en el que usted milita, aunque no sea fan suya, por razones obvias. Pero claro, volvemos a lo mismo, lleva usted mucho tiempo dirigiéndose desde las tribunas a quién quiere y como quiere. No va a cambiar ahora.

Parece evidente que después de tanto tiempo alejado de las trincheras y una vez concluido su tormentoso, pero a la vez largo, periplo político, quiera usted buscarse un retiro dorado como asesor o, incluso, como futuro presidente de nuestro Colegio Profesional. Tomando el símil salido de su boca (no es que yo le compare, que lo ha dicho usted), al Pequeño Nicolás le paga una empresa privada, Telecinco (a ese si), pero mientras el dinero que entra en el Colegio salga de los bolsillos de más de 6000 enfermeras Asturianas, las decisiones se tomarán democráticamente en la Junta General, escuchando a todas y cada una de ellas y dando cuentas y explicaciones. O, al menos, eso es lo que intentaremos a pesar de todas las trabas que sean capaces de inventar.

Esto, señor mío, no es ni derecha ni izquierda radical. Esto es transparencia, democracia y participación. ¿De verdad ha sido usted político?.

Si no le gusta trabajar en estos términos, sepa que hemos venido para quedarnos y para devolver el Colegio de Enfermería a las Enfermeras; a todas y cada una de las Enfermeras de Asturias, que son las que tienen que decidir lo que se hace con su profesión, con su futuro y con su dinero desde una institución que las represente, y no desde una empresa privada

Disfrute.

Antonio Vázquez Barrero

Diplomado en Enfermería

Colegiado 8790

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