A pesar de todo, ¡feliz 2016!
Parece que fue ayer cuando saludamos al nuevo milenio con los temores propios de cambiar mil años así de golpe. Un año después nos incorporamos al euro y un café que venia costando 85 pesetas, al día siguiente su precio medio fue --y sigue siendo--, un euro (166,65 pesetas).
Pasa el tiempo velozmente, corren los años como ladrón que huye, y en estos últimos dieciséis vivimos la primera de las grandes crisis del siglo. No sé si las burbujas económicas o un mar de pompas de jabón acabaron con aquel espejismo, que mucho duró, cuando todos creímos que los billetes de quinientos euros colgaban de los árboles como fruta madura.
Tres lustros son apenas un suspiro en la longeva historia del mundo. Muchos y diversos son los males sufridos por esta abnegada civilización. El mundo es globalmente dual, los pobres son cada día más pobres mientras el capital y los ricos acumulan riquezas impensadas que no caben en él los relatos de "Las mil y una noches", por mucha imaginación que se le eche.
Hoy, legión de inmigrantes y refugiados que buscan cobijo en la Europa rica vagan en un éxodo sin fin, inventándose una patria inexistente; la famélica legión ya no es sola una estrofa del himno socialista, somos briznas de hierba en las cunetas de la historia, objetos de fácil manipulación mientras trastocamos el origen de los valores tradicionales, como la honestidad pública y la piedad privada. Acabamos con todo antes de acabar con nosotros mismos.
Y hasta la Tierra está airada, ya no soporta más agresiones, y eso que la naturaleza ha tenido --está teniendo--, más aguante del esperado. El cambio climático no era un invento ecologista, era, y es, una puñalada certera en el corazón de la vida sobre la Tierra. Un mal presagio parece que se avecina desde que las capas polares anunciaron su alerta en los deshielos.
Estas casi tres semanas pasadas de sabor navideño han sido una tregua de paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Por calles y plazas se han oído deseos de salud y de alegría, y se brindó por un futuro aún por escribir. Brillaron estrellas en un falso cielo las luces de la Navidad mientras trineos guiados por renos cruzaron por la autovía de las nubes y como cada diciembre en esta parte del Planeta han vuelto a beber los peces en el río de los villancicos.
Nació el nuevo años 2016 con los mismos problemas heredados del año que ha concluido. No seré yo quien chafe la fiesta con aire de tristeza evitable, máxime cuando he decidido alargar la tregua hasta que sus altezas de Oriente, los reyes magos, hayan llegado bien a sus respectivos países.
Vendrán pues más días con sus afanes y circunstancias. Mientras tanto urge enviarles dieciséis abrazos como dieciséis soles para que sigan iluminando desde la solidaridad y el afecto, los meses que tienen que pasar.
Recemos todos para que vengan rebosantes de Paz y Alegría.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo