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Sobre una pretendida regeneración democrática cinegética

13 de Febrero del 2016 - Eduardo Bros Martínez (Oviedo)

Una especie de propósito revisionista, caracterizado en la uniformidad de un marco ideológico de implacable dogmatismo, busca agitar un estado de opinión contrario hacia la actividad cinegética. Un despliegue propagandístico iniciado desde grupos ultra-conservacionistas, referente de un tipo de ecologismo, con gran capacidad de influencia, trata de adherir a su causa efectos de exclusión para un deporte, como es la caza, tan sumamente arraigado en el seno de la sociedad, con la finalidad puesta en que este ejercicio pierda el papel de estabilizador que le corresponde por derecho propio en el arco de la naturaleza.

Pretenden una regeneración democrática en el campo de la venatoria. Una declaración de principios que no se entiende; es posible considerar sea una excusa indisimulada para poder intervenir la caza a sus criterios de derribo, si tenemos en cuenta el orden legislativo de carácter social que rige para el sector en la actualidad y desde hace tiempo, caracterizado de garante en la igualdad de oportunidades y fuerte defensor del medio ambiente.

Es seguro que hay voluntad en ciertos sectores conservacionistas de la biodiversidad con tendencia general a simbolizar intransigencias hacia la actividad cinegética, de establecer y dirigir debates en el seno de la sociedad española que concluyan en un sistema legislativo que oficialice el rechazo radical. Todo un síntoma inequívoco de pura aversión hacia el mundo de la caza se constituye en el síndrome que identifica a este tipo de propuestas, por otra parte inoportunas e innecesarias.

Pero los cazadores, ante tanta retórica contraria a su gremio, nos volvemos escépticos por el temor premonitorio que nos embarga ante la anunciada pretensión de una reforma democrática pendiente de precisar en lo sustancial, que mucho nos tememos a quienes nos preocupa sea extremadamente agresiva, cuando menos de pleno desahucio, vistos antecedentes, sin derecho a retorno, caso de cristalizadas algunas opciones.

Dentro de lo que es la venatoria, existen corrientes distintas, muy diferenciadas en cuanto a concepción, práctica y estado participativo. No obstante, considero como posible ajustar la referencia de dos versiones, por ser las de mayor significado. La denominada caza comercial y la representación de la caza social son las esferas que mueven el universo cinegético. Me referiré en primer término a ésta última, por ser la de mayor graduación equitativa.

No encuentro en la caza social aspectos que permitan dudar de lo que su propio nombre indica y, por tanto, por deriva lógica, consecuente con el ideario de la formación que representa y defiende. Dentro de este orden, el carisma liberal de la caza social parte de la base de los propios estatutos y reglamentos de régimen interior que ordenan su actividad. Son normas las que rigen, nacidas del consenso, establecidas en los respectivos procesos asamblearios. Sufragio para elegir directivas mediante el método de un cazador, un voto. Un sistema, sin ánimo de lucro, cuya finalidad única es promocionar entre su numerosa colectividad la práctica de la caza con una repartición justa de las prestaciones que concede.

Por eso, cuando los corifeos anticaza tradicional esgrimen planteamientos que contribuyan a considerar al cazador enemigo o destructor de los animales silvestres objeto de caza, se equivocan en la intención de su diagnóstico, quedando reflejada una actitud beligerante sobre la vigencia de una obra que es la expresión escénica de un generoso servicio a la sociedad.

En cuanto al método comercial, ciertamente es una actividad dispar, carente de empatía en relación con los valores habituales que la caza social sostiene y lucha por mantener. No es un claro ejemplo al que referirse, puesto que las alternativas que ofrece este régimen a los usuarios, en la mayoría de los casos, usurpa los conceptos básicos que forman el estilo ético que se requiere. Indudablemente, es una actividad economicista, una poderosa industria que busca rentabilidad. Un club selecto, de marcadas diferencias culturales y económicas. En definitiva, otra cosa. Bien es verdad que los patrones que rigen este mercado generan cuantiosas riquezas; son motivo de creación de numerosos puestos de trabajo, directos e inducidos, en industrias de toda índole, cuestión muy a tener en cuenta, si alguien elevado al poder institucional inicia una ofensiva en su contra.

Eduardo Bros Martínez

Oviedo

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