Los Reyes Magos
Una vez yo leí, no recuerdo cuándo, que si me engañaban una vez la culpa era del que me engañaba, pero si me engañaban dos, la culpa era mía por dejarme engañar. A los políticos emergentes, que nos prometieron un cambio y en quienes yo confié, a ellos va dedicado este poema.
Aún suenen en mis oídos / las risas, los villancicos / Aún puedo oler los dulces / en las manos de los niños / Sus caritas sonrientes / esos ojos inocentes / Aún puedo ver la dicha / que viven el día de Reyes / No les quitéis la ilusión / no les robéis esa etapa / Es tan poco lo que dura / qué importa qué tradición / Fue el origen de su cuna / Importa esa alegría / esa dicha infinita / que pinta en sus caritas / la inocencia de ese día.
Hay muchas cosas mal hechas que podéis y debéis cambiar, eso espero, pero, por favor, no modifiquemos lo que está bien, no seamos censores de nuestras costumbres, todos somos aves de paso, mientras que las tradiciones perduran.
Mar Díaz Fernández
Sama de Langreo
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