Por favor, un poco de sensatez
No recuerdo en este momento quien fue el que dijo que, quien gana una guerra, se vuelve engreído y estúpido, y quien la pierde rencoroso. Posiblemente la frase tenga bastante de cierto.
Aquí en nuestro país, ya han pasado casi ochenta años de aquel desastroso enfrentamiento bélico entre hermanos y, a tenor de lo que se ve, se puede llegar a la conclusión de que el supuesto espíritu de las dos Españas aún sigue vivo.
Uno no sabe si es consecuencia de viejos rencores o si se debe a falta de cultura democrática, pero lo cierto es que no acabamos de acertar a encarrilar las cosas de la política de la forma más sensata y conveniente para el interés del país y sus ciudadanos en general. Vemos y oímos a nuestros políticos de una y otra tendencia, seguir más fieles al enfrentamiento y la distancia, que al entendimiento y acercamiento de posturas e intereses.
En este momento, España está muy necesitada de un gobierno fuerte y estable que trate de sacarla de la desastrosa situación en que se encuentra, de paro y deuda estatal, a niveles que de seguir así, llevarán al país a situación insostenible. No se puede entender por parte de los políticos tanta cerrazón y tanto orgullo personal y partidista, en detrimento del bien general y de los intereses del país en su conjunto. En mi opinión, creo que ya está bien de enfrentamientos y, que ya es hora de que piensen en lo que nos estamos jugando como nación, que cedan todos un poco de su parte y que tiren del carro todos en la dirección conveniente, sin tratar ninguno de poner palos en la ruedas ni cepos o trampas que impidan que el carro avance. Con ello demostrarían, unos y otros, que de verdad están en la política para solucionar problemas y para trabajar por el bien del país y no para destrozarlo.
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