El entorno de la iglesia de Feleches
Últimamente me tocó asistir a sendos oficios religiosos, uno en la iglesia parroquial de Aramil y otro en la iglesia de Feleches.
Una cosa es notoria, en el campo de la iglesia de Aramil se ha llevado a cabo una obra, sustituyendo la parte de pradería por asfaltado, ganado en espacio para la mejora del aparcamiento en el entorno de la iglesia. El contraste es lo que ocurre en el campo de la iglesia de Feleches.
Feleches es una parroquia grande que genera importantes movimientos de personas que se desplazan en sus coches para asistir a los actos religiosos, muy especialmente con ocasión de entierros o funerales.
A pesar de que los alrededores de la iglesia y el cementerio son amplios, aparcar es un verdadero problema por el estado de abandono que existe en el entorno, con zonas verdes encharcadas y que se transforman en auténticos lodazales a poco que se pateen.
La iglesia es el punto de encuentro adonde acudimos en ocasiones varias y por motivos diversos. Por tanto, ese lugar común ha de ser un recinto cuidado y ordenado, hasta diría que con atractivo.
Sabido es que la iglesia fue construida en un extremo del pueblo para dar servicio a Lieres, que en aquel entonces todavía no era parroquia, de ahí su ubicación en el límite entre ambas poblaciones.
Por esa razón, al estar un tanto apartada de los núcleos de población de la parroquia, requiere cuidado especial para que no sea gravoso ni molesto el acudir al templo.
En estos momentos en que la carencia de sacerdotes es notoria, es necesario el buen funcionamiento de las "juntas parroquiales", en las cuales el párroco pueda delegar.
Una de sus funciones ha de ser la correcta gestión de los donativos de los fieles, aportando al Obispado el porcentaje estipulado y el resto que revierta hacia los cuidados y necesidades materiales de la parroquia, por aquello de dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
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