Encrucijada formativa y social
Aunque apenas se le preste atención a la crisis del sistema formativo profesional y permanente; su la crisis estructural es, por tanto, inimaginable. La referencia debería ser el Marco Europeo de Cualificaciones EQF. Este marco establece los ocho niveles profesionales que según los expertos europeos han determinado necesarios para que el sistema funcione. Esos ocho niveles ya el propio EQF los subdivide en dos, llamémosles, universos: el universo universitario, y el universo no universitario o del programa de Bolonia; cada uno con cuatro niveles. La denominación que Bolonia emplea para los niveles del universo universitario son: Ciclo corto, 1º ciclo, 2º ciclo y 3º ciclo. Pero además, el EQF, con sus descriptores, da una gradación competencial, de la dependencia supervisada a la máxima autonomía o excelencia: preparación, grado, postgrado y excelencia. Por tanto, en seguida se ve que estos niveles están hechos para clasificar ocupaciones y, con ellas, contenidos formativos estructurados en itinerarios desde la supervisión a la excelencia. Como se debe de tener en cuenta que no todas las personas acaban en la excelencia, obviamente hay una gradación ocupacional en los sistemas productivos acorde a estos niveles y en relación a la gradación de contenidos formativos; y, por tanto, existe una alternancia entre los sistemas productivos y el sistema formativo de formación profesional permanente. La realidad de los países avanzados no va a cambiar porque nosotros seamos incapaces de imaginar, ni siquiera lo que ellos nos dicen y nos enseñan. No se entiende como los responsables del sistema formativo se niegan a establecer sobre él el más elemental método de los científicos: clasificación y orden.
El orden: ocho niveles de gradación competencial que se pueden clasificar en dos universos: el universo no universitario, y el universitario o de Bolonia.
La clasificación: para cada universo una ocupación esencial, más ocupaciones colaterales: la de amplia base del sector o familia profesional (niveles 1 [no universitario] y 5 [ciclo corto de Bolonia]), la de aspirante a la ocupación esencial (niveles 2 [CFGM] y 6 [1º Ciclo de Bolonia]), la propia ocupación esencial (niveles 3 [formación ocupacional] y 7 [2º Ciclo de Bolonia]), y, por último, el nivel de excelencia que se obtiene practicando la autonomía de la ocupación esencial en los sistemas productivos (niveles 4 [oficial de 1ª] y 8 [3º Ciclo de Bolonia]).
En realidad debería ser la clasificación de todas las ocupaciones del Catalogo Nacional de Ocupaciones (si lo hubiera o estuviese actualizado). Pongamos un ejemplo: Doctor ingeniero aeronáutico de aeronaves, ingeniero aeronáutico de aeronaves, ingeniero técnico aeronáutico de aeronaves, técnico en mecánica aeronáutica, oficial de 1ª mecánico de aviación, mecánico aviación, aspirante a mecánico aviación, aprendiz en mecánica.
Nos encontramos en medio de la encrucijada formativa de cuatro mundos sin saber que hacer, pero siendo lo peor: lo mal que nos deja para enfrentarnos a la crisis sistémica de los sistemas productivos, de la ocupación y de una sociedad del tiempo libre. «Eso no significa que los hombres no vayan a hacer nada. Significa que va a acabar el trabajo asalariado» (Adam Schaff-1987).
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