Cerveza, tabasco y Albariño
Esta política que vivimos en España, recuerda a la de aquel Calígula elegido en su día como reformador capaz de poner orden en aquel Imperio Romano, que se corrompía, hasta el punto de pretender que los senadores eligiesen Cónsul a su caballo llamado “Incitatus”.
El señor decente tiene una salvificada estampa sellada con los nacionalistas y otras corrientes aún más extremistas de la izquierda; la prueba es evidente en diversas comunidades y ayuntamientos, ya con pactos antes del 20-D.
Por eso, el Ilustre Quevedo, ya valoró el pedo como símbolo del amor. Cuando dos se han peído en la cama, ya se tiene por aposentado el amancebamiento.
Según se observa el PSOE y Podemos, ya se han peído, el tiempo lo dirá. Los adjetivos políticos como los de raza o casta, aunque sean una mera idiocia, se suben a la cabeza y son el peor y más mortal veneno.
Icaro, ya sabe, quiso volar tan alto y rápido, que el sol acabó derritiéndole las alas de cera. A estos no les importa nada ni España ni los españoles; demuestran un mezquino afán por sobrevivir políticamente por llegar a la Moncloa.
Unos porque ganaron las elecciones, perdiendo escaños, y otros, que no las ganaron, anteponen sus intereses a los de la sociedad que les votó.
El trabajo es inherente a la persona, la política es un acto voluntario, aprovechando la misma, hasta ahora, por y para sí de algunos (nada más hay que ver los casos de corrupción); unos por acción y otros por omisión. Hay un refrán que dice “lo que bien empieza, bien acaba”.
Tengan ustedes presente que el señor Rajoy, empezó con una vela y termina con un cirio. Pero no por eso son menos los otros, figúrense el señor decente, bebió sin llevar a cabo la fermentación en frío, cerveza y tabasco, sin reparar ni en el olor ni en el sabor.
El Albariño, no lo beberá el señor Rajoy, del cual fue provisto en una cita televisiva o vaniloquio. El Albariño, lo beberá el señor de Podemos, a la salud del PSOE, al que se engullirá, sin patatas, mientras los otros ni se moverán para que esto no suceda; es más alguno se frotará las manos porque piensan repartir la tarta.
Y los españoles, nos empobreceremos hasta niveles desconocidos, ustedes mismos.
Antonio Requejo Rodrigo
Oviedo
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