Vuelo de vuelta y vuelta
Tras un mes de voluntariado en Guatemala, el jueves 23/07/2015 era hora de volver a casa. La aventura comienza a los 40 minutos del vuelo San Salvador-Madrid, donde habíamos hecho escala, cuando el comandante nos comunica con un tono tranquilo y sosegado que por fallo en el tren de aterrizaje estamos botando todo el combustible al océano y en breve regresaremos al aeropuerto de San Salvador. En breve, expresión que sale sola cuando combinas fallo eléctrico y combustible.
Afortunadamente, a las 20.00 unas 150 caras pálidas desembarcan en el aeropuerto de San Salvador. Quince horas más tarde y tras una noche de acampanada aeroportuaria allí seguíamos; sin información alguna. El viernes a las 11.00 Iberia decide alojarnos en un hotel, pues toda empresa internacional necesita un mínimo de 15 horas para tomar una decisión de semejante relevancia. Iberia nos aloja por un tiempo indefinido: igual no pueden ustedes volar hasta el miércoles. Era viernes. La noticia calmó el ambiente: Juan se perdería la boda de su sobrino; Rebeca, de Nicaragua, una entrevista con una Universidad española... Pequeños inconvenientes.
Al mediodía del sábado 25/07/2015 aparece en el hotel Elizabeth, responsable de Iberia San Salvador. Con una sonrisa nerviosa nos comunica que se les trasladará hoy a las 13.00 al aeropuerto de San Salvador, pero no puedo confirmarles si podrán volar todos hoy. A lo que prosiguió, por parte de un pasaje ya impotente, lo que en buenas palabras se diría un cagón les pites de Grao.
Contra todo pronóstico, ese mismo sábado salimos en el vuelo IB6324 San Salvador-Madrid, llegando a Madrid Barajas el domingo 26/07/2015 sobre las 14.00. A las 21.00 llego a Asturias, 50 horas más tarde de lo convenido. Me dirijo al mostrador de Atención al Cliente para solicitar la hoja de reclamaciones. Al intentar entregarla una semana después en el aeropuerto del Prat, Albert, de Atención al Cliente, me informa que el formulario no era válido; aunque sí me proporcionó otro nuevo y, por supuesto, mucho más extenso. De vuelta, en el aeropuerto de Asturias, sellan ambas reclamaciones y prefieren no comentar lo sucedido en Barcelona tras afirmar que mi primer formulario era el bueno.
Han pasado ya más de seis meses y me temo que pasará algún mes más hasta encontrar una solución que respete los derechos del viajero. Por si ustedes no lo saben aún, Iberia es una caja de sorpresas. Para que luego hablen del low-cost.
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