Queda poco tiempo
Superada la cuarentena desde las elecciones generales, el panorama para conseguir formar gobierno se presenta realmente complicado, con apuestas muy serias para repetir la consulta electoral.
Hay cosas que resultan evidentes:
El PP fruto de su trayectoria avasalladora en la anterior legislatura y su cargamento de corruptelas, no es el mejor aliado para que ninguna otra fuerza le apoye para un nuevo mandato. Necesita por su propio bien y el de los españoles, pasar a la oposición para limpiar su casa y renovar sus estructuras.
El PSOE podría liderar un gobierno de ruptura con las políticas de austeridad y recortes sociales de los conservadores, compartiendo responsabilidades y proyectos con otras fuerzas progresistas y reformadoras, pero le están segando la hierba a su actual líder. El espectáculo es feroz, pues siendo necesario el debate interno, se vislumbra que están primando los intereses particulares de los/las caciques regionales en defensa de su cotos de poder.
Y además aparecen los viejos roqueros dando lecciones y consejos, más en defensa de intereses económicos y bursátiles que de la ciudadanía. Creo sinceramente que hay que saber retirarse a tiempo y algunos de estos señores, deberían haberlo hecho hace mucho.
Podemos ha jugado muy bien con su estrategia poselectoral, abandonando líneas rojas y haciendo un envite al segundo partido más votado para formar gobierno conjunto. Sabía de sobra que aflorarían las contradicciones internas de los socialistas y la vena derechista de la vieja guardia.
La condición de que Izquierda Unida forme parte de ese posible gobierno, suena a disculpas por la fea campaña que le hicieron y una invitación a la integración en sus filas.
Queda poco tiempo y menos paciencia por parte de la ciudadanía, ya que los problemas no están aparcados. Siguen ahí los efectos de la crisis y los recortes con un desempleo brutal, pobreza laboral, energética, listas de espera, pensiones de supervivencia, etc.
Si el siguiente movimiento es ir a elecciones nuevamente, algunos lo van a pagar muy caro, entre ellos el sistema democrático que se muestra cada vez menos creíble. Una verdadera tragedia que no nos merecemos.
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