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La razón de la sinrazón en Picos

1 de Febrero del 2016 - Irene Mier Soriano (Carreña, Cabrales)

La razón de la sinrazón, eso es lo que parece que pasa en la república independiente de los Picos de Europa.

Se vela por preservar un espacio protegido intentando paliar la "erosión del hombre", sin tener en cuenta que el paisaje de los anuncios es el resultado del mimo y cariño de quienes vivieron aquí.

Seré yo la que ve raro, o más bien hipócrita, las políticas ultra naturalista recientes olvidando que hoy lo que camina hacia la extinción es la cultura del pastor, algo que aquí llevaba asentado milenios ante cualquier tipo de adversidad, ¿acaso no merece ser también ser protegido?

Nos gusta vender productos con fecha de caducidad muy cercana. Que alguien me explique quién va a segar las praderas de las revistas, cómo llegarán las vacas al monte para enseñarlas en televisión, y sobre todo, quien va servir de objeto para esos documentales que presentan a los pastores como seres conformistas que no han encontrado otro oficio.

La pérdida de memoria es inmensa, y la hipocresía aún mayor. Las áreas que siempre fueron comunales de repente tienen un dueño foráneo. El aprovechamiento tradicional, que respondía a la paz y la partición colectiva recogidas en estatutos antiquísimos, se planifica ahora desde despachos a cientos de kilómetros. Cuencas hidrográficas, montes, accesos, todo rebautizado perdiendo su identidad.

A mí esto me suena al impulso civilizador de los vaqueros sobre los indios. quizá dentro de poco, en Google Earth, podrá observarse un rectángulo delimitado atendiendo al nombre de "reserva sioux Picos de Europa" (topónimo poco veraz dado que los Picos nos pertenecen a nosotros, no al continente).

Me pregunto cuánto tardará en degradarse el paisaje, precisamente por empeñarse en hacer imposible su ocupación. Mientras hay rutas como verdaderas autopistas otros caminos se pierden entre la maleza. Y parece que con la bendición de los directores.

Y se cierra la puerta a competiciones deportivas como la Travesera y la Traveserina con un impacto medioambiental mínimo, cuando no se opuso ninguna resistencia a la más que famosa vuelta ciclista, donde se retransmitió para todo el mundo cómo los ciclistas arrojaban a su paso los envases sobrantes sin ningún tipo de sanción hacia sus autores.

¿Por qué no dejar correr a quienes deciden enfrentarse a estas pruebas? estarán locos, serán masoquistas, pagarán por sufrir sin recompensa material: pero solo gastarán las suelas, no el suelo.

Los corredores mostrarán muchas caras ocultas de los picos de belleza desconocida, que alguien se empeña en sustraer a los ojos de la gente, ¿acaso se trata de un espacio privado?

La prueba, dura como pocas en el mundo, pasa inadvertida por media península, que es de lo que se trata (creo) como ocurrió con la prohibición de filmar planos completos del Parque durante la Vuelta a España.

Sigan así, protegiendo a su manera. En unos años, a lo mejor son los corredores quienes decidan no participar ante el riesgo de ataque animal por el aumento de lobos, o porque esto se haya convertido en un valle de árgumas.

Regulación (sensata) sí, prohibición no.

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