Toque de campanas o toque de...
Desde hace unos meses estamos sufriendo los vecinos de La Corredoria, en forma de ruido, una de las penas que se supone depara el Infierno, por culpa precisamente de una de las personas cuyo trabajo consiste en evitarlas. Desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche las campanas de la iglesia replican cada cuarto de hora, como mínimo, y con adorno sonoro incluido, para recordarnos que la iglesia existe, y, efectivamente, lo logra, nos acordamos de la iglesia y, sobre todo, del cura. Es uno de los pocos casos en los que alucino que se permita que este individuo siga ignorando las quejas que, me consta, le llegan. Lo peor es cuando hay alguna ceremonia, o los domingos, el día de «descanso», cuando aparte del ruido habitual nos deleita con diversos ritmos entre horas.
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