Carta abierta a Javier Urra
En realidad el destinatario de ésta carta debía ser ese ejemplar de macho ibérico que es Francisco Rivera, que ha ocupado en estos días, páginas de la prensa seria, de la prensa del corazón, de los telediarios y tertulias que proliferan como setas en el ruedo ibérico que, por otro lado, sufre las consecuencias de la incapacidad de sus políticos de formar gobierno.
Rivera Ordóñez, hijo y nieto de torero, hoy padre ejemplar de una niña de ocho meses pretendía seguir la tradición no sólo de su familia sino del mundo de los toros en general que incluye torear con tu hijo en brazos.
La justificación es muy sencilla y no admite debate alguno porque nace de la fe. soy torero por la gracia de Dios. A partir de éste principio argumental se pretende justificar que torear con un bebé en brazos no sólo no se pone en riesgo a un inocente, sino que la gracia de Dios es el escudo protector para cualquier fallo humano.
Para combatir estas aberraciones y estos talibanismos, las sociedades modernas se han dotado de leyes y de sistemas de protección hacia los más débiles y los niños son sujetos de especial protección. Por ello, la única Ley que ha salido del parlamento español con la unanimidad de todas sus señorías, fue la Ley 1/1996 de Protección Jurídica del Menor, en enero de 1996.
Javier Urra fue desde 1996 hasta 2001 Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, cargo que le sirvió entre otras cosas, para difundir las bondades de la Ley y convertirse en un verdadero especialista del tema, reclamado por congresos, simposios, masters en universidadesy, cómo no, tertulias televisivas.
Personalmente y, antes de jubilarme, trabajé durante varios años en el ámbito de la Protección a la Infancia. En ese contexto conocí a Javier Urra y pude apreciar su progresivo deslizamiento hacia el gusto por los focos y las tertulias debatiendo de todo y de nada, en detrimento de sus conocimientos técnicos.
Hace unos días, en una de las tertulias televisivas donde se hablaba de la hazaña del machote torero, que había sido citado por el fiscal de menores, se contactó con el ex_defensor del menor, para que diera su opinión y, ante mi asombro, justificó la hazaña del torero y adelantó que en su opinión, el torero se estaría arrepintiendo de lo hecho que tampoco era para tanto
Escuché si intervención con atención ya que esperaba (como creo que el resto de tertulianos y televidentes) una aportación técnico-jurídica, por ejemplo, que la Ley de Protección Jurídica del Menor, en sus principios rectores establece en el punto 2.a. La supremacía del interés superior del menor y a ello se dirigirán las actuaciones de los poderes públicos.
Que el artículo 11.2 señala la protección contra toda forma de violencia, incluido el maltrato físico o psicológicoel descuido o trato negligente
Recordar que el artículo 12 dedicado a las Actuaciones de Protección, el legislador señala claramente que La protección de los menores por los poderes públicos se realizará mediante la prevención, detección y reparación de situaciones de riesgo y finalmente que, Toda persona o autoridad y especialmente aquellos que por su profesión o función detecten una situación de maltrato, de riesgo o de posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise.»
Esto es lo que ha hecho el Fiscal de Menores al llamarle al torero a prestar declaración sobre los hechos conocidos públicamente, gracias al propio torero que colgó la foto de la hazaña en las redes sociales para conocimiento público.
La gracia de Dios sirve para estas aberraciones y otras, como en su día lo fue para elegir un caudillo que provocó una guerra civil con millones de muertos, exiliados, represaliado cuarenta años de oscurantismos cultural, donde los machotes toreros (salvo alguna honrosa excepción) alimentaban el empobrecimiento cultural de una España en blanco y negro que creíamos desaparecida.
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