Morosos de Hacienda, no están todos los que son
Han pasado casi 40 años desde que el Gobierno de Adolfo Suárez, con Francisco Fernández Ordóñez como ministro de Hacienda, presentó en 1977 una reforma fiscal que introdujo el impuesto sobre la renta con el recordado eslogan: "Hacienda somos todos".
Hoy suena a una verdad de Perogrullo, pero no lo ha sido en la España de Franco en la que no se pagaban impuestos directos. Quizá por esa anómala realidad durante cuatro décadas el pago de tributos aún es visto, por buena parte de nuestra sociedad, como una carga más que como pilar básico del Estado del bienestar. Y, además, la lucha contra el fraude ha sido una tarea no siempre abordada con la decisión y medios que merece un tema de esta importancia.
El mismo día del sorteo de la lotería de Navidad, el pasado 22 de diciembre, apareció otro número que nos enfrentó a todos los españoles a la radiografía de lo que ha sido nuestro país en los últimos años: una verdadera burbuja de corrupción, anidada de falsos "conseguidores", pagos en negro y muchos sobres en b. El Ministerio de Hacienda publicó la lista de morosos fiscales, con una deuda superior al millón de euros, y son 4.855, entre personas físicas y privadas quienes nos adeudan a todos los españoles algo más de 15.600 millones de euros, cifra tan enorme que supone el 80% de las prestaciones por desempleo que se pagan en España en la actualidad, y es equivalente a diez veces el presupuesto por dependencia. Da vértigo pensar cuánto sería la suma si en esa lista se incluyeran también las deudas fiscales menores al millón de euros. Por ello, es obligado preguntarse, ¿cuánto es lo que se recauda frente a lo que no se consigue ingresar?
Aun así todos los que son están, pero no todos los que son si de morosos fiscales y defraudadores hablamos. Ya quedó consignado que esos 4.855 son morosos fiscales con más de un millón de euros de deuda, quedando en el desconocimiento los malos pagadores que deben menos de 999.999 euros.
El anuncio de la publicación de esta lista de deudores fue realizado por el ministro Montoro en enero de 2015, de manera que es fácil deducir que no será insignificante el número de personajes públicos que habrán regularizado su descubierto con el fisco a lo largo de estos pasados doce meses. Y, además, en esta relación no están los defraudadores de facto, aunque su apellido empiece con "b" de Bárcenas, con "p" de Pujol, con "g" de Granados o con "r" de Rato. Sirvan estos nombres a título de ejemplo.
En España los defraudadores fiscales no acaban en la cárcel y en ello deberíamos aplicar las mejores prácticas de países como EE UU, con su cultura calvinista donde la combinación de una activa inspección fiscal y una Justicia no dilatoria, han demostrado ser la mejor herramienta contra los deudores al fisco, recordando que toda mala praxis debe tener su castigo, prisión incluida.
Puede decirse que es una medida positiva el que el Ministerio de Hacienda detallara en su web la relación de morosos de envergadura, ó sea, los que tienen deudas superiores al millón de euros. Se trata de una forma positiva de acosar a los que no pagan y, asimismo, de un ejemplo de transparencia.
No existen muchas sorpresas que entre los 4.510 personas jurídicas deudoras predominen grandes empresas inmobiliarias, con problemas financieros o directamente en concurso de acreedores fraguados en los años de la burbuja. Pero es enormemente exasperante que entre las 345 personas físicas, que deben a Hacienda al filo de 700 millones de euros, haya banqueros que un día fueron iconos de la prosperidad o atletas que merecen desde luego un aplaudo por sus éxitos deportivos, pero, a la vez, un fuerte tirón de orejas por su actitud ante el fisco. Existen igualmente otros menos conocidos por el público, componentes de esta lista de la vergüenza.
Hay tanta gente y tan diversa en esta situación que se podría decir con acierto, que quien no debe dinero a Hacienda no es nadie en España.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo