Domund 2009: La palabra, luz para los pueblos
Fue la iniciativa de una mujer francesa Paulina Jaricot, de Lyón, en el año 1822, de quien surgió la idea de implicar a los trabajadores locales, para que apoyasen las misiones con una pequeña limosna cada semana. Un siglo después Pío XI la convirtió e nel cauce de toda la Iglesia católica para ayudar espiritual y económicamente a la actividad misionera de la Iglesia.
Desde 1926 la conocemos en España con el nombre de Domund (Domingo Mundial de las Misiones), fijado para el tercer domingo de octubre y pretendiendo suscitar el interés y la responsabilidad de todos los bautizados por las misiones en las familias, en las comunidades cristianas, en las parroquias, en los centros docentes, en los movimientos eclesiales y en las asociaciones apostólicas.
La Obra de Propagación de la Fe ayuda a cada una de las 1.069 diócesis y territorios de misión en su pastoral de anunciar el mensaje evangélico, celebrar el misterio de la fe y vivir el mandamiento de la caridad.
Se creó un Fondo Universal de Solidaridad que gestiona las colectas realizadas en todo el mundo, de forma que adquiere el carácter universal de la cooperación misionra, haciendo efectivo el compromiso común de todas las iglesias del mundo con la evangelización de los pueblos.
La finalidad de ese Fondo Universal de Solidaridad que gestiona las colectas realizadas en todo el mundo, de forma que adquiere el carácter universal de la cooperación misionera, haciendo efectivo el compromiso común de todas las iglesias del mundo con la evangelización de los pueblos.
La finalidad de ese Fondo Universal de Solidaridad es el apoyo económico a las iglesias en misión en sus esfuerzos de evangelización, de desarrollo, sociales y educativos. Ese Fondo ascendió en el año 2007 a 137.081.133 dólares USA. España, con 23.169.298 dólares, ocupa el segundo país del mundo, después de Estados Unidos (49.275.951 dólares) en aportaciones económicas. Siguen después Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, etcétera. Llama la atención que la India aparezca entre los diez países del mundo que más aportaron.
El número de países que reciben ayuda del Fondo Universal es el 116. Siendo África el continente que más recibe, seguido de Asia. Según la ONU los diez países más pobres del mundo son africanos.
De las 2.936 diócesis y circunscripciones eclesiásticas varias (diócesis en formació ncomo los Vicariatos Apostólicos y las Prelaturas) de la Iglesia Universal, 1.069 dependen de la Congregación para la evangelización de los pueblos, son los llamados territorios de misión. Estos territorios dependen de la labor de miles de misioneros y del sostenimiento económico de las Obras Misionales Pontificias. El número de católicos se ha multiplicado por dos en África, América, Asia y Oceanía en los últimos 30 años.
Subtítulo: A pesar de la crisis tenemos que seguir siendo solidarios
Este año el Domund se celebra el 18 de octubre, y el lema elegido, en consonancia con el último Sínodo de Obispos, es «La palabra, luz para los pueblos». Después de presentarnos la voz de la Palabra (Sagrada Escritura) y el rostro de la Palabra (Jesucristo), el Sínodo de Obispos nos habla de la casa de la Palabra (la comunidad de los creyentes) y el camino de la Palabra, es decir, la Misión.
Cristo y la Palabra son luz para los pueblos. La Palabra de Dios es un bien para todos los hombres, que la iglesia no debe conservar sólo para sí, debe compartirla con alegría y generosidad con todos los pueblos y culturas. Mirando el ejemplo de los apóstoles, San Pablo y de tantos misioneros se reafirma la urgencia de la misión. Un anuncio que debe ser explícito y acompañado por el testimonio coherente de vida para hacerlo más evidente y fuerte.
Benedicto XVI en la carta con motivo del Domund de este año, bajo el título «Las naciones caminarán a su luz» expresa como anunciar el Evangelio para nosotros, como lo fue para Pablo, un compromiso impostergable y primario y coo la misión de la iglesia es la de contagiar de esperanza a todos los pueblos. La misión de anunciar el Reino de Dios es en este mundo fuerza de justicia, paz, verdadera libertad, respeto a la dignidad de cada uno, buscar transformar el mundo con la proclamación del Evangelio del amor.
Es necesario renovar el compromiso de anunciar el Evangelio, cada vez más urgente debido a los profundos cambios de la sociedad actual; la iglesia entera debe comprometerse en la «missio ad gentes».
Según los datos de Obras Misionales Pontificias 17.515 misioneros españoles trabajan en territorio de misión; de ellos 9.858 son religiosas, 5.998 religiosos, 902 sacerdotes, 755 laicos. El retrato robot del misionero español sería: una religiosa (56% del total), nacida en Castilla y León (30% del total), que trabaja en algún país de América Latina (72% del total).
Nosotros debemos valorar a los misioneros como ministros de la Palabra que ilumina a todos los pueblos, debemos promover mayor sensibilidad y predilección hacia los más pobres y necesitados. Aparte de intensificar la oración y el sacrificio por las vocaciones misioneras, debemos colaborar con nuestra aportación económica con las necesidades materiales de los misioneros y de las misiones.
Aunque la situación económica de muchos países se está complicando mucho, entre ellos el nuestro, tenemos que seguir siendo solidarios. No podemos olvidar que cuando tiemblan los países grandes, los pequeños se hunden y esa es la realidad de muchos países de misión, que necesitan de apoyo. Hay un proverbio africano que dice «cuando se pelean dos elefantes, la que pierde es la hierba que está debajo». Los que pierden son siempre los países más vulnerables y pobres.
José Antonio Álvarez Álvarez, delegado diocesano de Misiones
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