A callar

25 de Octubre del 2009 - Antonio Fernández Velasco (La Felguera)

Me permito escribirle. Lo hago desde La Felguera. Llevo muchos años como lector de LA NUEVA ESPAÑA, y con subido interés procuro leer diariamente su editorial, siempre interesante y acertado informativamente, que impacta con las preocupaciones que nos ocupan. En el del domingo día 4 del actual, claramente, el abandono, la despreocupación e inclusive el abuso de los fondos mineros, que usted pone en evidencia con el título «Los fondos mineros, en entredicho», con claridad meridiana.

Sería bueno conocer cuántos de ellos se destinaron a beneficiar a zonas no mineras. Siento decirlo, los escritos son base a nivel de comentario, cambiar impresiones, etcétera, y se añade que es una vergüenza, esto es intolerable, etcétera. Pero nuestras gentes de calle y, aún más, muchos afiliados a UGT y al PSOE se quedan tranquilos, no hacen críticas. Con ellos no va la cosa, mientras siga ganando el Sporting, lo demás no les importa.

Mire usted, se lo digo consciente de cosas parecidas. Un caso concreto. La más que centenaria Sociedad Duro Felguera, creada en La Felguera, y muy vinculada históricamente con esta población, acaba de pisar fuertemente los encallecidos pies no sólo a la villa felguerina, sino a todo el valle del Nalón. Vuestra redacción en Sama tampoco se ha mostrado en formar opinión sobre el injusto caso de trasladar a casi unas doscientas personas desde La Felguera hasta Gijón.

Veamos, en el año 2000 preside la Sociedad Duro Felguera el asturiano de Grado don Ramón Colao (su llegada evitó casi seguro la quiebra de la empresa), y celebra el siglo de la Sociedad Duro Felguera como tal (antes era Duro y Cía., etcétera). El señor Colao junto con el ingeniero don Antonio Bernardo Sirgo traen para Oviedo la alta dirección de la empresa (entre Santa Cruz y Santa Susana) y hacen retornar a La Felguera oficinas técnicas, empresas filiales, etcétera, que andaban fuera de Asturias, y hasta celebraron aquí como se hacía antaño reuniones del consejo de administración. Ahora bien, para reformar y adaptar las dependencias en los edificios y oficinas de años atrás obtienen fondos del Principado de Asturias. En este instante se observa una verdadera infamia, pues las oficinas se quedan vacías desde febrero pasado, ni devuelven los créditos de su rehabilitación. Pasaron unos años y ya no estaban en el consejo ni el señor Colao ni el señor Sirgo, y el nuevo consejo, acaso influido por el Gobierno regional o parte de él, toma la idea de traslado a Gijón de la reconocida oficina técnica (unas 130 personas de alta formación profesional, peritos e ingenieros) y algunas otras de varios departamentos que supondrán más de doscientos empleados.

Construir un edificio en Gijón para albergar tal departamento técnico, sobresaliente dentro de la empresa y demás costes, supone una inversión de cincuenta millones de euros. El Principado, y esto sí que tienen «bemoles», abona la mitad. Es decir, va contra la tendencia oficial y también política existente de la ayuda a las cuencas mineras (no me gusta esto de las cuencas, suena a algo peyorativo), ¿por qué no cuenca del Navia, Sella, etcétera.

Cuando hay puestos de trabajo creados, con porvenir y de alta formación nos los llevan, con lo que ello significa, una tendencia a seguir con los traslados, con el apoyo del Principado. Lo dijo el alcalde de Carreño, quejándose públicamente en LA NUEVA ESPAÑA de que otra conservera, más pequeña que la que se fue para Vigo, quería irse para Gijón, pues el Principado les abonaba el terreno. No creo que esta idea favorece mucho a Gijón, pues ya mucha gente la empieza a llamar la Cataluña de Asturias.

Mas ante este injusto traslado a Gijón desde La Felguera nadie o casi nadie levantó el grito en esta zona. Todos a callar, ni UGT, ni CC OO, ni el PSOE ni ayuntamientos, etcétera. Silencio, lo manda el patrón. A callarse todos, de forma vergonzosa y para más inri el consejero de Industria. Es de estos lugares (alcalde que fue del cercano San Martín del Rey Aurelio), supongo lo ha visto bien, que desnuden nuestro valle para vestir Gijón.

Muy triste todo, muy injusto, y peor que se afiancen los traslados, se abandonan edificios y no devuelvan la subvención facilitada. Esto es intolerable. ¡Así va la política asturiana! Si estos renglones surtieran algún efecto, producirían ustedes, profesionales de la información, cierta reconfortante satisfacción, si en sus leídos editoriales se tocase esta cuestión que la gente sólo llega a comentar con voz queda y de paso convertirían en un aguijón para políticos, gentes de los sindicatos, plenos municipales y demás. Ojalá resultara a manera de revulsivo.

Añado el extendido rumor y algún comentario de la escasa importancia que ya tienen las oficinas centrales de la Duro en Oviedo, que las van abandonando lentamente instalándose en Gijón, por Dios, antes de publicar nada a este respecto infórmense de ello de manera determinante.

Antonio Fernández Velasco

La Felguera

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