Hacienda y el mundo digital
Hacienda somos todos y algunos más que otros, pero permítanme centrarme en el deterioro de las administraciones públicas, y de Hacienda y la AET, en particular. Resulta que hoy en día con más funcionarios que nunca uno acude a la administración (todas las mesas sin clientela, por cierto) e intenta (llamémosle intento 1) realizar una simple gestión, por ejemplo: comunicar un cambio de domicilio. Pues no, señor, resulta que hay que pedir cita previa para eso. Resultado: un día perdido y unos cuantos funcionarios tomándose su cafelito (imagino que no todos).
Intento 2: Siguiendo la recomendación del conserje (única persona que parece currar allí) intento realizar la gestión a través de su web con el DNI electrónico (moderno que es uno). Hete aquí que tampoco, queridos lectores. La web de Hacienda es insufrible y está desactualizada, le remite a uno siempre atrás para rellenar casillas que ya están correctamente cubiertas (es que tengo la EGB terminada, saben ustedes) y cuando llegas al final resulta que su sistema no acepta el DNI electrónico cuando minutos antes, en otra administración, ha funcionado sin problema. Para más inri, la sección de quejas y sugerencias para defender a los usuarios, disponible en esa misma web, tampoco funciona. Un fiel reflejo de la institución: si no me pueden enviar quejas es que todo va bien y todo va bien ya que no recibo quejas.
Intento 3: Probaré en persona después de haber conseguido cita previa por internet. Eso sí, el Estado me obliga a tener y pagar un ordenador con conexión a internet y pelearme con su maravillosa web, diseñada por el último clasificado en la carrera de Informática. Por cierto, las personas mayores, ¿cómo lo hacen? ¿Pidiendo ayuda? ¿También podrían morirse, no? Así dejan su herencia en forma de impuesto de sucesiones y no molestan más, total, ya puestos.
La accesibilidad de las personas analógicas al mundo de la administración pública (ése tan moderno y chachipiruli) deja mucho que desear. Hoy se pierde más tiempo para un simple trámite (mínimo dos días) que en la antigüedad de 1980 con sus colas, sus papeles y sus bolígrafos BIC.
Al final, como lo antiguo no hay na. Que Hacienda me sea leve.
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