Vivir para ver y no creer
Según todas las informaciones, nuestra Asturias no sólo no levanta cabeza en el sector empleo, sino que estamos cada vez peor y prácticamente somos los peor situados en todo el país en cuanto a la ligera recuperación que últimamente se venía observando.
Quién nos iba a decir durante los muchos años de dictadura franquista que pasados los años y viviendo en democracia, que imaginábamos salvadora de todos nuestros males, nos íbamos a encontrar con una situación tan calamitosa en materia de empleo como la que llevamos padeciendo durante tantos años en nuestra región, que en otro tiempo fue capaz de darnos empleo a los asturianos y aun permitirse el lujo de ocupar a gentes venidas de toda España.
Es triste tener que reconocerlo, pero es lo que hay. La democracia, o más bien, la partitocracia -no que disfrutamos, sino que padecemos- es, siempre según mi opinión, algo que sólo da para que vivan a cuerpo de rey aquellos que se enrolaron en las filas de la política; el resto, vamos marcha atrás como el cangrejo. Pueden contarnos cada uno su rollo político como mejor se le ocurra, pero, salvo cuatro fanáticos (con perdón) incapaces de reconocer el fracaso, el resto vemos que pasan los años y todo sigue no igual, sino mucho peor. Presumimos de disponer de un régimen de libertades de las que no disponíamos durante la dictadura, pero lo cierto es que para lo único que nos sirven es para tener el derecho al pataleo, tal como estoy haciendo yo con este escrito. Para todo lo demás, las libertades y los derechos, en mi opinión, están reservados a aquellos que, enrolados en unas siglas políticas, acaban por hacerse con una de las muchas canonjías que el poder ofrece y permite a quienes falsamente dicen estar al servicio del pueblo; al resto, no nos queda ni lo de siempre, sino aun peor, ver y sufrir las consecuencias de que con las riendas del poder hacen y deshacen a su antojo del país y de sus ciudadanos lo que les viene en gana, convirtiéndonos en piltrafillas fáciles de manejar una vez emborrachadas del influjo de los mensajes de desinformación emitidos por tierra, mar, y aire desde medios de desinformación con intereses creados desde el poder político de una y otra tendencia, para mantenernos aborregados y dóciles al contenido de sus consignas y mensajes. ¡Siento ser tan duro, pero los muchos años vividos me hacen ser escéptico, y como así lo veo, pues así lo expongo!
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