Feliz 12 de febrero
El otro día hojeando una revista del corazón, en la que aparecen mansiones apoteósicas y famosos de todo tipo, me encontré con un reportaje que me sorprendió de tal manera que me detuve y lo leí. Era la historia de un joven llamado Tindyebwa Agada. Tindy, que así lo llaman sus conocidos, no es un atractivo modelo, ni un deportista de élite, ni el heredero de una rica familia, no. Tindy es un ex niño soldado de Ruanda, adoptado por una conocida y reconocida actriz, Emma Thompson. De niño, Tindy empuñó un arma, vio e hizo cosas horrorosas y ahora es un flamante experto en derechos humanos, después de haber estudiado en prestigiosos centros educativos de Inglaterra. Tindy ha podido sobrevivir a una incalificable e inimaginable experiencia y tiene ante sí un futuro, pero cuántos se han quedado en el camino.
Durante un tiempo, en la comunidad internacional se habló de la lista de la vergüenza, una lista en la que países como Ruanda aparecían por reclutar o secuestrar a menores y utilizarlos en sus conflictos. En marzo de 2014, Naciones Unidas lanzó una campaña con el lema "Niños, no soldados" en la que se marcaba como objetivo que para finales de este 2016 que acabamos de estrenar se terminara con el reclutamiento y utilización de menores por fuerzas gubernamentales. Podemos pensar que es un objetivo inalcanzable, pero qué sería de nosotros si no tuviéramos sueños y metas por las que existir. Hay países, dentro de esa lista, que han reaccionado a la presión internacional y han tomado medidas, como, por ejemplo, el Chad, que fue el primero en cumplir con lo acordado y promulgó leyes para tipificar como delito el reclutamiento de menores. Pero otros, como Myanmar, Yemen o Sudán del Sur, siguen utilizando a los menores. Las niñas y niños pueden ser captados-capturados por fuerzas gubernamentales, pero también por grupos armados de variada procedencia, como Boko Haram, en Nigeria, o el Estado Islámico. Niñas utilizadas como bombas o esclavas sexuales y niños convertidos en asesinos, violadores o ladrones, esto es lo que se hace aún en al menos 20 países de nuestro mundo.
Hay organizaciones, como Amnistía Internacional, que llevan años instando a esos países a que pongan fin al reclutamiento de menores y que los perpetradores de estas graves violaciones contra la infancia, contra nuestra humanidad, sean llevados ante la justicia.
Entre tanta frivolidad y ostentación que vemos en el papel cuché y que vivimos en nuestra sociedad, el otro día me encontré con la historia de Tindy: de niño soldado huérfano a flamante experto en derechos humanos. Asombroso, ¿verdad? Feliz, 12 de febrero, "Día internacional contra la utilización de las niñas y niños soldado".
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