Salud Mental necesita más atención
Con esta carta quiero felicitar al personal de urgencias (del HUCA) que atendió a mi hijo en el box 5. ¡Chapó por todo el equipo! Desde la doctora encargada hasta los componentes de urología, que vieron necesaria la colocación de una sonda.
No puedo decir lo mismo de algunos miembros del personal de Salud Mental, algunos, no la totalidad, que carecen de toda humanidad. Para que toda una supervisora le diga a la madre de un enfermo de esquizofrenia que su hijo "va por libre" y que "ya tuvo muchas oportunidades" se necesita ser muy poco humano.
Como consecuencia de los efectos colaterales de las famosas "pensiones" que tienen enfermos sin la atención adecuada, mi hijo se escapa de la comunidad terapéutica y sale a encontrarse con un compañero integrante, de día, de la misma comunidad, ya en la calle. Sabemos que los centros terapéuticos son de puertas abiertas, pero creemos que el personal debe trabajar para atender y vigilar a los enfermos, sobre todo a los muy graves.
Pido al señor consejero de Sanidad y a quien competa, velar por los derechos humanos de las personas con enfermedades mentales. Centros sí que existen ya, pero quizás el personal debería ser más humano, si no, al final, resultan seriamente perjudicadas las terapias aplicadas a los enfermos.
También quisiera dar la enhorabuena a los psicólogos que estudian los resultados de la aplicación de la terapia "mindfulness"; al parecer, se demuestra que esta terapia mejora la autoestima de los pacientes al enseñarles a convivir con su enfermedad. Pienso que todos debemos trabajar en equipo, tanto psicólogos como psiquiatras y familiares. El enfermo solo se aísla y no puede superar su dolencia. Es un hecho que en los centros de referencia más prestigiosos cuentan con psicólogos, terapeutas y monitores ocupacionales que trabajan conjuntamente con los psiquiatras.
Mi experiencia de madre me muestra que con la única ayuda de la medicación mi hijo está peor cada vez y que los efectos secundarios de los tratamientos son terribles e inhumanos. ¿Dónde queda el derecho a la calidad de vida del paciente y de su familia? Mi hijo era un joven fuerte, bien parecido y deportista; hoy en día no puede caminar. No conozco a ningún enfermo que mejore sólo con medicación, tarde o temprano todos terminan por recurrir al neurólogo, pues o no pueden caminar o no controlan muecas, gestos, convulsiones, etcétera. Como madre, pienso que con todo esto se gasta el doble de dinero al final, pero ¿a quién le importa?
Pido por favor al señor consejero de Sanidad y a la Junta General del Principado que no se prescinda de la psiquiatra del centro terapéutico, pues los enfermos necesitan vigilancia y control, especialmente los que están al límite, como en el caso de mi hijo.
Brevemente diré a todas las familias que sufran los efectos de esta enfermedad que luchen por sus enfermos y no callen en sus reclamaciones, pues a Salud Mental se destina muy poco dinero. Necesitamos más centros con personal cualificado y humano en su trato al enfermo y a sus familiares. Como madre, estoy cansada de esta enfermedad, pero no permitiré que un profesional trate mal a mi hijo.
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