Mafia y piratería en España
Infestan estos días el panorama político español los enésimos casos de corrupción en el PP. Son tantos que es imposible enumerarlos sin perderse. No son casos aislados, ante los que cualquier organización está expuesta. Al contrario, son tramas delictivas que no tienen nada que envidiar a la mafia siciliana. Afectan a cúpulas al completo y a tesoreros, pero también a militantes de base, como los que colaboraban en el blanqueo valenciano a cambio de una comisión, como buenos grumetes en un barco pirata.
Algunos dirán que no se puede meter a todos los militantes en el mismo saco y tienen razón. Los habrá también honrados, aunque da qué pensar verlos aguantar semejante peste. En cualquier caso, ¿quiénes creemos que van a promocionar en semejante estructura, los corruptos o los honrados? ¿Van a correr el riesgo las direcciones de nombrar sucesor a alguien que, si es como debe ser, los puede poner entre rejas? Seamos serios, la regeneración es imposible. El aforamiento de Rita, después del escándalo en Valencia, sólo tiene una explicación posible. Rajoy, en el papel de Don Vito en la película de Coppola, protege a los suyos porque se defiende a sí mismo.
Llamemos al PP por su nombre: organización criminal. Y regenerar una organización criminal es imposible. Basta ya de medias tintas. Están escudándose en el ideario que dicen defender para robarnos a todos, corromper las instituciones y carcomer la democracia. El PP debe desaparecer, y si algo de amor propio les queda a sus militantes, que lo hagan saltar por los aires.
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