¿Quo Vadis? Pedro
Ha resultado realmente estremecedor, con tintes dramáticos, ver la patética cara del portavoz parlamentario de los socialistas, señor Hernando, en su comparecencia televisiva para dar la opinión, supongo que del partido, acerca del extenso documento presentado por Pablo Iglesias, cuyo texto recoge su programa de gobierno, incluido un organigrama completo del futuro Ejecutivo, en el que, amén de determinar las carteras ministeriales y su reparto, se arroga para su persona el cargo de Vicepresidente con mando en plaza, dejando para el PSOE, como socio necesario para formar la coalición, el cargo de Presidente honorífico y, cómo no, las carteras menos relevantes de su Gobierno. Por supuesto que en el citado documento no se obvia la condición, imprescindible, de la celebración del referéndum catalán ni la conocida receta de poner en marcha un inviable plan económico basado en el incremento de impuestos, gasto público y más déficit que solo podría conducir al más estrepitoso de los fracasos. Las manifestaciones de un perplejo y atribulado Hernando, pronunciadas con trémula voz, ante esta nueva humillación que la formación morada le hace al partido del puño y la rosa, y ya van muchas, son una muestra inequívoca de sumisión a Pablo Iglesias, con una implícita súplica a la misericordia: Por favor, no nos hagas más daño. Su lacónica locución: Pablo, no sabes dónde estás, aunque seguramente tendría más sentido haber dicho: Pedro, ¿a dónde vas?, sin la contundencia que, en base a la resolución política acordada en la última reunión del Comité Federal del PSOE, celebrada el 30 de enero pasado, la situación exigía, con un pronunciamiento firme y rotundo: Hasta aquí hemos llegado, muestra que se ha perdido todo tipo de prejuicio y acrecienta el temor de que haya una predisposición a bajarse los pantalones con tal de conseguir elevar a Pedro Sánchez a una irrelevante Presidencia, entregándose en manos de Podemos con la resignación de quedar relegado a jugar un papel poco menos que de reina madre en versión española. Triste y lamentable situación para un partido con muchos años de historia e importantes servicios rendidos a nuestra nación durante los difíciles años de la Transición, que, si no sabe rectificar a tiempo, podría quedar marcado para el resto de su existencia dejando un poso amargo entre sus muchos militantes y simpatizantes.
Si, a pesar de todo, se cometiese la temeridad de dejar el país en manos de una fuerza política marxista (conviene recordar, en este punto, que el PSOE ya abandonó los postulados marxistas en un Congreso Extraordinario celebrado en septiembre de 1979, adoptando el socialismo democrático como ideología oficial) en versión leninista.com, dominada por cuatro jovenzuelos radicales mutantes, mal criados, prepotentes y engreídos, donde la carencia de educación sólo es comparable a su abundante insolencia, junto a otros grupúsculos de extrema izquierda y secesionistas, coaligados con un PSOE (quién te ha visto y quién te ve) que sólo aspira a la Presidencia a costa de entregarse a los caprichos de sus socios, con renuncia expresa a todos sus principios y postulados como corriente política socialdemócrata, me temo que nos pueden esperar muchas y desagradables sorpresas. Si la Divina Providencia no lo remedia, tal como apunta un conocido locutor radiofónico en su popular programa de las mañanas, tendremos que empezar a considerar la posibilidad de pedir asilo en Somalia. A la vista del tétrico panorama que tenemos presente, si se llegase a confirmar el peor de los augurios, no parece ser que, a pesar de lo pintoresco y descabellado de la idea, podamos cometer la torpeza de correr un riesgo mayor.
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