Sobre el ofensivo padrenuestro de Barcelona
La perla que nos ha regalado Dolors Miquel con su ofensivo padrenuestro produce eso mismo: dolor.
Lo que hay que oír, y después dicen que es libertad de expresión, y seguro que detrás hay un Ayuntamiento como el otro día con los titiriteros en Madrid.
Algunos políticos que disculpan, cuando no aplauden, estas mamarrachadas, que hieren a mucha gente, creen que con la elección en las urnas reciben, también, el sentido común y la dignidad; ignoran que estas cosas se tienen de suyo o no se tienen. Como ya dijo el persa Artajerjes en un edicto hace más de dos mil años, y mirad que él no era manco precisamente: "Basta con mirar delante de nuestros ojos: ¡cuántas maldades se han cometido por esa peste de gobernantes indignos!", y ya se sabe:
El que no es habilidoso no aprende,
pero hay una habilidad que produce amargura;
el saber del sabio es riada que crece,
su consejo es fuente de vida;
la mente del necio es vasija rota
que no retiene ningún conocimiento.
Cuando el inteligente oye una palabra sabia, la alaba y añade otra;
la oye el imbécil, se burla y no le presta atención.
Casa en ruinas es la sabiduría del necio
y el conocimiento del tonto, palabras incoherentes.
Los insolentes hablan con insistencia,
el prudente pesa sus palabras en la balanza;
el necio dice todo lo que piensa,
el sabio piensa todo lo que dice.
Y esto lo dice Ben Sira, no yo; bueno, yo pondría también, además de necio, babayu, aunque en este caso pega más babaya.
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