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La sociedad europea está enferma

27 de Febrero del 2016 - José Viñas García (Oviedo)

Ayer lloré como no lo hacía desde años, me emocioné como jamás pensaba que podría hacerlo, sentí vergüenza ajena y propia, mi mente no era capaz de asimilar lo que veía, el drama sobrepasaba los límites del entendimiento, la razón y la sensibilidad. Creo que puedo sobreponerme a los contratiempos e infortunios propios, pero cuando toca observar impasible las consecuencias de un mundo cruel e indiferente al dolor humano sin tener capacidad de decisión para poner freno a tan tremenda tragedia, te sientes una mierda de persona. Fue viendo un reportaje sobrecogedor sobre los refugiados que llegan a Europa.

Si cuando llegó la crisis nos pusimos en manos de estos impresentables mandatarios europeos (así estamos) los mismos que permiten que miles de familias (atemorizadas por las guerras y el terrorismo que ellos mismos causaron) abandonen sus hogares y emprendan la odisea en busca de un mundo que creían a vista de tele y ordenador los que mejor les podían acoger, pero cuando llegan se encuentran con la cruda realidad: un mundo egoísta, consumista, de derechos relamidos, obligaciones olvidadas, y valores confundidos. Lleno de beatos de pacotilla, que no sé qué Dios les enseñó a ser capaces de observar impasibles que hombres, mujeres, niños y ancianos les pidan ayuda y dejarles vagar a su suerte por sus fronteras muriendo de frío, ahogados, hambrientos y enfermos.

Creo que quien está enferma es esta sociedad europea, dejamos gestionar nuestros recursos a los más desalmados de lugar y encima alguno por aquí en España como el Gobierno de Rajoy después de cómo nos tratan, les agasajan con obediencia plena.

¿No van a exigirles hacer nada por esta gente que nos pide ayuda? Sé que los insensibles no ven este tipo de reportaje, incluso mi mujer no quiso verlo para no sentirse después como me sentí yo. Pero para poner remedio a los dramas hay que sentirlos en tus carnes como propios y solo si lo ven tus ojos, sin que nadie te los cuente, podrás conmoverte y avergonzarte de seguir existiendo en este mudo de personas intrascendentes, que cuando las necesites no esperes una demostración de entrega sin límite. Las gentes ya no se esconden para demostrar su insensibilidad, te dicen sin rubor: no voy al hospital a visitar al enfermo o a dar el pésame porque esas cosas me incomodan ¡eso es! la comodidad impera en nuestra sociedad. Las personas prefieren evadirse viendo partidos de fútbol, programas de distraimiento donde se critican los unos a los otros, simplemente huyen de su propia cobardía e insolidaridad. Prefieren no ver, así no sufren, lo cual es el retrato de lo que trato de explicar; no estamos comprometidos con nada y con nadie, solo con nosotros mismos.

Los que aquí llegan, (muchos mueren en el intento por esos mares y gélidos campos de Dios) solo tienen la ayuda de unos pocos voluntarios que intentan con pocos medios ayudar, poco pueden hacer, están desbordados por la cantidad de familias que llegan día y noche a las costas de esta Europa. Esa Europa que parece recobrar esa identidad cobarde que permitió los genocidios de los que todos nos avergonzamos. Por aquella los trasladaban y calcinaban ellos, ahora (no sé qué es peor) los dejan morir por si mismos dentro de sus fronteras sin mover un solo dedo para ponerle solución teniendo los medios para ello.

Una sociedad que pierde el tiempo en juzgar a una chica que se manifestó hace 5 años en sujetador delante de un cura, pero que es impasible y no denuncia a quienes permiten esta tragedia humana, es una sociedad cargada de moralidad perturbada.

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