Sánchez y los idus de marzo
Según parece, la sesión de investidura de Pedro Sánchez ya tiene fecha. Por supuesto, no hay desenlace previsible, aunque supone un importante elemento clarificador. El líder del PSOE, el día 2 de febrero pasado aceptó la oferta de Felipe VI, que Mariano Rajoy había rechazado una semana antes, y se comprometió a acudir al Congreso aproximadamente un mes después.
Por tanto, el 2 de marzo será pues el primer intento y a partir del día 5, si no ha tenido éxito en segunda votación, se pondrían en marcha las previsiones constitucionales del plazo de dos meses para convocar nuevas elecciones. Pero el hecho de que contemos ya con fechas desbloquea el punto muerto institucional en el que se encuentra el país y obliga a los partidos a asumir sus responsabilidades en un plazo implacable. Con todo, es evidente que la tarea de Sánchez se augura harto difícil, incluso para lograr una mayoría simple (más síes que noes el 5 de marzo).
Es evidente que Pedro Sánchez no debe conocer muy bien la historia del PSOE. Quizás por eso, los que sí la conocen, la llamada vieja guardia socialista, intentan que la aprenda antes de que se cargue el partido y de paso a éste país llamado España. Sánchez tiene previsto, como decimos, su investidura para el día 2 de marzo. quizás porque no quiere antes, y no puede o no debe hacerlo después.
Mala fecha. A Pedro como a Julio César, le están avisando varios augures, dentro y fuera del PSOE, que se guarde de malos pactos, cuyas consecuencias nefastas, por imperativo del destino, se pueden dar en los idus del citado marzo.
Obviamente, a Pedro Sánchez no lo van a acuchillar, como ocurrió a Julio César, pero está casi cantado que su vida política puede terminar si elige ciertas compañías inapropiadas. Le están avisando hace tiempo, pero él solo oye los cantos de sirena en forma de sillón de la Moncloa, y no tiene intención alguna de atarse al mástil del barco para no ser seducido, como hiciera Ulises.
Igual que muchos de los que son de ciencias, Pedro parece no darle importancia a las humanidades, pero la historia, e incluso la mitología, nos enseña muchas cosas.
¡Cuidado pues con los idus de marzo, señor Sánchez!
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