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Alemania, quién te ha visto y quién te ve

28 de Febrero del 2016 - José Luis Álvarez Lauret (Gijón)

Antena 3 televisión, acaba de estrenar una serie titulada Buscando el norte, que trata de la actual emigración de españoles a Alemania, concretamente a su capital federal, Berlín.

Quienes hayan visto los tres primeros capítulos, posiblemente se habrán quedado con la falsa impresión de que la emigración a ese país siempre fue todo lo negativa que ahora nos muestran en esta serie. Esto que nos están mostrando, yo no sé si es cierto o falso; las cosas están en todas partes tan cambiadas y, en ese país, después de la reunificación, seguramente nada se parece a lo que antes era y había en la antigua Alemania federal.

Quienes fuimos emigrantes en ese país en los años sesenta y setenta del pasado siglo, tenemos unas experiencias tan distintas de las que hoy están viviendo los personajes de la mencionada serie, que nos cuesta creer que aquella Alemania de entonces, con aquella industria tan potente y necesitada de mano de obra en todas las especialidades, haya terminado por ser un país de servicios, tal como dan a entender en lo poco visto hasta ahora en la serie televisiva en cuestión.

Para empezar, yo diría que con el nivel de formación que ahora tienen nuestros jóvenes, se hace difícil creer, que tal como les pasa a los personajes de la serie, alguien se le ocurra emigrar a ese país sin antes hacer aquí en España un curso intensivo de alemán básico, para llegar allí y poder defenderse en lo más elemental. En nuestro tiempo, las cosas aquí, eran tan distintas que esa posibilidad estaba reservada a cuatro privilegiados residentes en grandes capitales, el resto no teníamos en nuestros lugares de residencia ningún centro de idiomas donde poder aprender alemán y, llegábamos allí con la única ayuda de la expresión gesticular. Por lo demás, comparándolo con lo de ahora, entonces fuimos unos privilegiados, ellos nos necesitaban, y nos facilitaban trabajo y alojamiento. Bastaba con presentarse en cualquiera de las oficinas de empleo (Arbeitsamt) y todo lo demás nos lo daban resuelto. Es cierto que luego nada era como habíamos imaginado, pero aún así, pensando en como estaban las cosas aquí entonces, y en la diferencia salarial, al final pensábamos que el sacrificio que suponía el cambio de vida en un país de costumbres tan distintas al nuestro y, el sufrir la nostalgia de dejar lo nuestro atrás, quedaba compensado.

Algunos, al menos yo, nunca nos arrepentiremos de haber dado el paso hacia la emigración a aquel país. Creo que fue una experiencia que nos hizo ver las cosas de muy distinta manera. Sobre todo nos enseñó, que nada sale de la nada, sino del sacrificio y trabajo personal. Trabajé en la industria del metal, luego fui conductor del Correo Federal (Deutsche Bundes Post) y los últimos seis años de mi estancia en Alemania, fui delineante en la Telefónica alemana Fernmeldeamt. Nadie me regaló nada; todo salio de mi sacrificio, de estudiar en mis horas libres, pero tampoco nadie me puso trabas en mi intento de mejorar profesionalmente. Siempre estaré agradecido a ese país por la oportunidad que me ofreció. Allí, creo que el nepotismo, tan al uso en Italia y España, no existe; cada cual vale por lo que es, no por lo que diga su padrino (como por desgracia suele ocurrir aquí) que como suele decirse: Quien no tienes padrinos, no se bautiza.

En resumen: Nosotros fuimos, siendo en muchos casos unos pobres diablos sin más formación que la de la escuela de posguerra, y allí, encontramos la posibilidad de formarnos profesionalmente. Ahora, van allí con títulos universitarios, y, según la serie en cuestión, tienen que dedicase, siendo diplomados y doctorados, a andar lavando el culo a los ancianos de los asilos, y otros, a verse en la necesidad de mendigar y dormir en la calle para poder subsistir. Si esto no es ir para atrás, que alguien nos lo explique, porque algunos no lo entendemos.

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