De corrupciones

29 de Febrero del 2016 - Juan Lozano Garrote (Oviedo)

Vivimos, confesémoslo, un tiempo desconcertante. Los cánones de justicia tiemblan sobre sus propios cimientos, los mismos que durante siglos han sido construidos. Los paradigmas de ayer son de ayer, y ya no parecen válidos hoy.

Hay confusión. De ideas, de opiniones, de morales, de reglas. Nos falta un guión. Y a falta de criterios válidos para uno mismo, procuramos buscar la medida en el otro, en el ojo ajeno. Mira al vecino lo que hace, observa a éste o al de más allá. Escrúpulos ajenos que se han visto aumentados en una sociedad mediatizada por los medios de comunicación. Hoy podemos tener noticia desde el primer segundo del aleteo de la famosa mariposa brasileña y, por supuesto, saber del terremoto que se producirá en Japón.

Nada ni nadie nos es ajeno. Conocemos la vida íntima de la famosa de turno o, por lo menos, tenemos la información al alcance de la mano, a un sólo click. Y en esta España cainita, donde tanto disfrutamos del defecto ajeno (ya saben, deporte nacional), tienen una singular importancia los políticos, muestrario infame del hedor corrupto.

No hay día en el que no tengamos que desayunarnos con la noticia de que tal diputado o cual concejal ha manoseado las arcas públicas. Irresistible tentación. Es el canto eterno de sirena de quien se pone al servicio de la "polis" (¿o se sirve de ella?).

Pero no nos engañemos. Por gracia o por desgracia, todos estamos hechos de la misma pasta. Nos guste o no, nadie nace corrupto. Y nadie se hace corrupto por el simple hecho de dedicarse a la política. Tal análisis quedaría vacío de sentido. Faltaría profundidad a nuestro examen.

Me explico. Lo decía el mismo Evangelio: quien es justo en lo poco, también es justo en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también es injusto en lo mucho. Nadie se corrompe de repente. Y el vicio de la corrupción no es patrimonio sólo de los políticos (no todos, menos mal). Lo único que sucede es que unos lo pueden hacer a gran escala.

¿No es corrupción pedir al fontanero que no nos haga factura? ¿No es corrupción no dar de alta al trabajador por ahorrarse unos euros (total... si hasta el propio trabajador está de acuerdo, se dice)? ¿No es corrupción tratar de colar aquel camello por la aguja para recibir ésta o esa subvención? ¿No es corrupción señalar que se han trabajado tales horas extra cuando no es verdad?

El drama de la corrupción empieza, desde luego, desde abajo. Hace falta volver a reinventarse. Una revolución que no es más que una vuelta a los principios, los de siempre, los de toda la vida. Donde lo bueno era bueno, y lo malo, malo. Decía Maquiavelo que cuando un ejército se desmoraliza y temeroso se desparrama, entonces no queda otra que volver a la bandera, "ritorno al segno". Quizá sea eso lo que nos hace falta. Volver al principio, recuperar los valores de la democracia, "ritornare al segno".

Cartas

Número de cartas: 49025

Número de cartas en Diciembre: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2176

Número de tribunas en Diciembre: 4

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador