La cátedra del señor Rubalcaba
Los políticos actuales, hablo hoy, parecen más actores de sainete que gestores serios. Si todo continuara igual, no pasaría nada, pero lo grave es que el sainete puede devenir en tragedia. Basta con asomarse a Venezuela o Grecia para cerciorarse que eso puede ocurrir. Lo malo es que no sufrirán los actores, sino los espectadores. Los actores ya tienen preparados lugares cómodos tras las bambalinas. ¿Creen que puede existir algo más cómodo que cobrar dos mil euros mensuales por contar pisos vacíos en Andalucía desde Madrid? A eso se dedicaba el señor Errejón hasta que fue descubierto. Pero no es de esto de lo que quería hablar, sino de las mentiras constantes de los políticos, sin que pidan disculpas o las expliquen, ni se lo recuerden los periodistas que les entrevistan o asisten a sus ruedas de prensa. Es decir, hoy quiero hablar del señor Rubalcaba, el que nos trajo la desgracia del señor Zapatero con el "eslogan" "España no se merece un gobierno que mienta". No pasaría nada porque dejara un momento la cátedra, a la que poco puede aportar después de treinta años separado de ella (la química no se resentiría por ello), y dijera a los españoles "España no se merece un aspirante a presidente de Gobierno que mienta", que no es otro que el señor Sánchez. Nos estuvo mintiendo desde el primer día de campaña y continuó haciéndolo a los cinco minutos de firmar el "acuerdo" con el señor Rivera. Lo que al principio decía que podría ocurrir, no debemos descartarlo, pues es posible que el señor Sánchez, mintiendo una vez más, llegue en el último momento a un acuerdo con el señor Iglesias, cediéndole la mitad del Gobierno y entonces sí que puede ser cierto lo que decía en la campaña electoral: si gobierna Podemos en España tendremos otra vez cartillas de racionamiento. Por eso digo desde aquí: despierta, señor Rubalcaba, y haz uso de tus virtudes. No pasa nada, la cátedra te sigue esperando.
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