No me rindo con Asturias
Hace más de dos años que, aun resistiéndome a ello, abandonaba mi querida tierra para, como tantos y tantos jóvenes asturianos, labrarme un futuro profesional acorde a mi preparación, experiencia y por qué no... mis creencias.
Con apenas 26 años y un puñado de años de experiencia profesional ponía rumbo a Madrid, dónde si no, lugar que para muchos asturianos se erigía como el templo del empleo y la oportunidad de crecimiento profesional, al menos para mí y mis múltiples compañeros de viaje así era.
Mordido el anzuelo y una vez allí, durante más de dos años hice enormes esfuerzos de todo tipo para poder seguir viendo a mi familia y sobrevivir, conocí buenos amigos, amplié miras, crecí enormemente en el aspecto profesional (no lo quiero negar) y contribuí como buen ciudadano a sostener las arcas municipales de la comunidad.
Ironías de la vida, el mapa era este: un asturiano más en Madrid, empleado por una empresa sita en Asturias, contribuye a engordar la economía de la comunidad. Una vez más, en Asturias nos permitimos el lujo de formar a nuestros jóvenes para que otros los rentabilicen. Una vez más asistimos a una fuga masiva de "talentos", que engordaba semana tras semana y doy fe de ello. Una vez más pagamos la factura de las "cosas mal hechas". Una vez más Asturias pierde, y mucho.
Pasó el tiempo y ahora, ya de vuelta al Principado, me encuentro en esa etapa profesional que técnicamente se denomina "en búsqueda activa de nuevos proyectos profesionales", entiéndase bien, lo que aquí se conoce como "paro" o "buscándome la vida", abierto a todo y con las ganas del primer día.
Si ustedes se preguntan el por qué, simplemente les digo que no estoy dispuesto a contribuir a este "disparate", no estoy dispuesto a ser uno más porque yo confío en el potencial de esta maravillosa región, confío en la capacidad de trabajo y sacrificio que siempre hemos tenido.
No podemos instaurarnos en que la coyuntura está muy mal, eso ya es sabido y no se necesita a nadie que lo recuerde, no podemos permitir que nos tachen de locos, cuando se pretende trabajar y producir en nuestra región, cuando se han dejado proyectos fuera de aquí para volver a hacer aquello en lo que se cree y en lo que se confía no podemos permitirnos ese lujo, ya no.
Ahora estoy en casa y no me rindo con Asturias, pues la cosa no está para ello.
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