La pobreza tiene cara de mujer
"Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso por la igualdad de género", es el lema de la ONU para 2016, y el anhelo de todos. Pero no hay que confundir el deseo con la realidad.... A lo largo de la Historia se ha luchado, y los logros han sido muchos. Sin embargo, la feminización de la pobreza es demoledora: 7 de cada 10 personas pobres en el mundo, son mujeres. La pobreza tiene cara de mujer. Esto es un obstáculo para el desarrollo humano sostenible, imposible de alcanzar sin igualdad.
La desigualdad existe en el planeta y también entre los sexos. En los países subdesarrollados, cuando una niña tiene la posibilidad de estudiar y trabajar todo el núcleo familiar se beneficia: en una mejor salud, seguridad alimentaria y educación. Sin embargo las familias prefieren que sus hijas trabajen en el campo o recorran kilómetros en busca de agua, alimentos o combustible. Son los niños quienes acuden a estudiar. La educación es una de las herramientas más útiles para progresar. Algunas de las consecuencias del analfabetismo son: muerte de mujeres por enfermedades evitables durante el embarazo y parto (800 mujeres mueren por día, 99% en países subdesarrollados). Violencia contra la mujer en todas sus formas: física, psíquica, económica, sexual (matrimonios concertados entre hombres adultos y niñas, venta de niñas como esclavas sexuales -2 millones de niñas entre 5 y 10 años por año- también es apuñalada, lapidada, estrangulada o quemada viva, para "restaurar la honra" de su familia. En el mejor de los casos es encarcelada dentro de un burka, también 135 millones de niñas en el mundo sufren mutilación genital. Una de cada tres mujeres en el mundo padecen algún tipo de violencia.
En los países desarrollados, la desigualdad se maquilla detrás de leyes, ministerios creados ad hoc, cupos políticos y discriminación positiva en diversos ámbitos. Pese a ello, las cifras de violencia doméstica son alarmantes. Sobre la violencia psíquica casi no hay estadísticas, pero el maltrato psicológico, coercitivo y constante, se manifiesta tanto en el hogar, como en el trabajo (mobbing) o en los colegios (bullying). En el mundo laboral las mujeres ocupan tan sólo el 5% de los cargos directivos y ganan un 24% menos que los hombres. Tiene problemas a la hora de la maternidad (en España un 75% sufre presiones por esta causa), o pedir reducción de jornada. Por estos motivos posterga su maternidad y decide tener menos hijos. La falta de conciliación laboral-familiar tampoco ayuda. A la hora de cuidar familia y enfermos, es la mujer quien se ocupa. Con lo cual su jornada es doble, además de fortalecer el modelo patriarcal tradicional que incrementa la brecha de género y debilita todo lo adquirido en la lucha por esos derechos.
La igualdad de género es un derecho y a la vez un medio indispensable para luchar contra la pobreza. Para conseguirla es necesario el empoderamiento de la mujer, confiriéndole más independencia para que pueda dirigir su propia vida. Es esencial la independencia económica, que permite combatir el machismo, obtener reconocimiento social, autoestima y mejorar las condiciones de vida propias y las de su familia.
El Planeta 50-50 es un deseo, por momentos un espejismo. El recorte de políticas sociales en todo el mundo, también tiene una consecuencia directa en la feminización de la pobreza. La nueva agenda mundial 2030 aprobada por los Estados miembros de la ONU y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (antes ODM), reconocen que las mujeres y niñas son actores fundamentales para alcanzar cada uno de éstos. El 5º objetivo persigue: "Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas". Porque como dijo el Papa Francisco: "Un mundo donde las mujeres son marginadas, es un mundo esteril".
Todos podemos aportar un granito de arena para un Planeta 50-50, donde haya menos pobreza, y el empoderamiento de la mujer, deje de ser un deseo y se transforme en una realidad de aquí al año 2030, pasito a paso...
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