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La deconstrucción de la vieja Europa

16 de Marzo del 2016 - José Antonio Gutiérrez González (Piedras Blancas)

El caos que se está viviendo actualmente en la frontera entre Grecia y Macedonia, con más de 13.000 emigrantes y refugiados atrapados, recientemente adquirió un cariz dramático cuando una multitud intentó romper la valla que separa ambos países y la policía macedonia contestó con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.

La tensión surgió después de que las autoridades macedonias volviesen a cerrar la frontera tras haberla abierto durante siete horas la pasada noche, periodo en la que tan solo pudieron atravesarla unos 300 sirios e iraquíes, las únicas nacionalidades a las que se les permite el paso.

El último aviso lo daba Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, advertía de que Europa está en el umbral de una crisis humanitaria autoinducida, con un rápido aumento de personas en un país que ya pasa por graves y diversos apuros como Grecia, mientras los Gobiernos se saltan los acuerdos e imponen nuevas restricciones fronterizas.

Macedonia --país que aspira a pertenecer a la Unión Europea--, hizo uso de gases lacrimógenos para dispersar a los refugiados que trataban de cruzar la frontera griega, se ha convertido de inmediato en la foto fija de esta vergonzosa falta de solidaridad.

A finales de febrero, la reunión en Viena de un grupo de países de los Balcanes --algunos ya miembros de la UE--, no fue invitado el que ahora mismo está más afectado por la crisis migratoria, Grecia, para coordinar el cierre de sus fronteras. Rescatado de la crisis económica y financiera y mantenido en la eurozona con un coste social elevadísimo para su población, el país heleno va camino de hundirse en el caos y convertirse en una especie de agujero negro en el que mafias y traficantes de personas campan a sus anchas. Sin embargo, nadie en Europa parece dispuesto a remediarlo y menos que nadie, sus vecinos, sean o no socios del selecto club que tanto se está desacreditando actualmente.

¿Puede la Unión Europea permitirlo? Al parecer, sí. El resurgir de los peores tics nacionalistas lo están haciendo posible mientras que la ceguera general no permite ver lo que realmente está ocurriendo en Europa y es algo tan grave como su deconstrucción, el fin de un proyecto que ha durando más de 50 años.

Adenauer, Schuman, Monnet o Gásperi soñaron una Europa libre de confrontaciones, de actitudes xenófobas y de discriminaciones religiosas o étnicas. Nada de eso parece posible ahora mismo cuando el propio presidente europeo lanza un deleznable mensaje de "no vengáis a Europa, no arriesguéis vuestras vidas".

Por otra parte, mientras que un pequeño país como Líbano acoge a más de un millón de refugiados, y debiera de servir para nosotros de ejemplo, España ha acogido solamente a 17 migrantes. ¡Qué generosidad y qué vergüenza!

Tenemos la obligación moral y legal de atender a los refugiados. Los que desde el Gobierno tanto invocan que hay que cumplir las leyes, ignoran las Convenciones, Tratados y Protocolos internacionales que obligan a acoger y proteger a los que dejan sus países huyendo de las guerras o por sufrir persecuciones políticas y/o religiosas. No lo olvidemos.

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