Los corruptores

11 de Marzo del 2016 - JJJ Suárez González (Gijón)

Según las encuestas del CIS, la corrupción, junto con el paro, son las principales preocupaciones de los españoles. Yo creo que, siendo estos problemas muy importantes, todavía tenemos otros mas graves, pero, la opinión de la gente está muy mediatizada por los medios de comunicación, por la situación económica de las familias y por la opinión colectiva y no va a ir contracorriente. Seguramente si yo dijera que el calentamiento global, el tabaquismo, que mata a 60.000 personas al año en nuestro país, o el peligro de desmembración del Estado, por ejemplo, quizá sean, verdaderamente, los problemas mas importantes que tenemos me correrían a gorrazos.

La corrupción en España, la segunda preocupación de los españoles después del desempleo que afecta a unos cinco millones de personas, está generalizada y creció exponencialmente en los años del pelotazo urbanístico a la sombra del poder político. El dinero de las mordidas sirvió para que se enriquecieran muchos sinvergüenzas y para que los partidos se financiaran ilegalmente. Pero, seamos serios y digamos la verdad, la corrupción afecta a toda la sociedad y son muchos los españoles que, sin ser políticos, manejan dinero negro y se mueven en la economía sumergida. Muchos ciudadanos se tiran al cuello de los políticos corruptos que todos los días aparecen en los medios de comunicación empapelados por los jueces, pero luego los votan y son los primeros en que, si pueden, defraudan a Hacienda. Si no somos conscientes de que tenemos una cierta cultura de la corrupción y que la impunidad que permitimos está en el trasfondo del problema no habremos entendido nada.

La hipocresía que hay tras la cínica irritación por los casos de corrupción es monumental. En las campañas electorales las distintas formaciones políticas hablan de su voluntad de acabar con la corrupción en España y desde la tribuna del Congreso de los Diputados unos y otros se tiran los trastos a la cabeza sacando a relucir los procesos judiciales donde están implicados y poniendo a funcionar el ventilador de la mierda. Pero hay tres cosas que a mí me llaman poderosamente la atención: nadie habla de cambiar la Ley y el Código Penal para crujir a los corruptos, nadie habla de acabar, de verdad, con la economía sumergida y el fraude fiscal y, sobre todo, nadie habla de los corruptores, agentes imprescindibles para que exista la corrupción. Esos no salen en los telediarios ni en los periódicos, aunque tienen nombres y apellidos, a veces aparece alguna empresa, pero nunca las personas de sus consejos de administración, su consejero delegado o su presidente. Esos siempre se van de rositas.

Son las empresas, las grandes corporaciones y la banca las que están verdaderamente detrás de la corrupción y sobre ellas habría que poner principalmente el foco informativo y descargar la espada de la Ley. Sin corruptores se acabarían una buena parte los corruptos.

La corrupción no solo afecta a las arcas del Estado, afecta sobre todo a la democracia, porque el capital no solo compra a los políticos para obtener contratos públicos o recalificaciones de terrenos, los compra, sobre todo, para que coman de su mano y hagan las políticas que les interesa. Las puertas giratorias o que los bancos perdonen deudas millonarias de préstamos para campañas electorales a algunos partidos políticos tienen mas peligro para la democracia que las groseras mordidas en dinero negro.

Esa corrupción que ejerce el capital sobre los medios de comunicación, sobre los partidos políticos y sobre las instituciones es la dictadura que gobierna una buena parte del mundo, incluida la UE y los EE UU, son los lobbys y no los ciudadanos, los que tienen el poder y la soberanía.

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