¡Habrá un día!
"Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad", cantaba el recordado Labordeta en una de sus memorables canciones.
Libertad, qué maravillosa palabra y qué rancia y bananera suena en boca de nuestra clase política, la de los aforamientos, la corrupción, las puertas giratorias, la de opulentos patrimonios, la del "tú más" y las malas sumas aritméticas, la que se sigue riendo del pueblo soberano a quien representa, ¿representa a quién? Representa su único interés, el de las prebendas y el bastón de mando por el que lucha sin ningún pudor, postulando alianzas antinaturales con tal de llegar al ansiado poder, todo por Dios y por la patria. Les suena, ¿verdad?
Y me pregunto, ¿dónde estamos esa mayoría de hombres y mujeres del mar, el campo, la mina, el metal, la construcción, la sanidad, la educación, etcétera, es que no ha llegado el momento de levantar nuestra voz y decirles basta ya, tengan un poco de respeto por sus ciudadanos y si aún conservan un ápice de vergüenza, márchense ya, en cualquier país democrático estos politicastros ya estarían a buen recaudo, leáse en el final de su carrera política, pero en nuestra seudodemocracia estos ilustres iluminados que están más allá del bien y del mal pretenden hacernos creer en su lucha titánica a favor del pueblo. En fin, como decía el sí ilustre Castelao, "mean por nos y decimos que chove".
¿Habrá algún día donde podamos liberarnos de esta nefasta clase política?
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