La Nueva España » Cartas de los lectores » Trato inadecuado a los pacientes de avanzada edad

Trato inadecuado a los pacientes de avanzada edad

26 de Octubre del 2009 - María Elvira Magnet Benito (Oviedo)

Quiero poner en su conocimiento el trato dispensado por parte de ciertos sectores de la sanidad asturiana hacia determinados pacientes, concretamente hacia pacientes de avanzada edad. Se trata de una denuncia social que es necesario que salga a la luz pública, dado que se van a sentir identificadas muchas personas que han optado por guardar silencio, aunque con ello sólo se consigue que situaciones así sigan produciéndose. Sin más, paso a relatar los hechos.

Mi padre, de 84 años, padecía una neoplasia de pulmón, motivo por el cual a partir de la segunda quincena de julio su salud fue deteriorándose. El domingo día 4 de octubre, hacia las 10 de la noche, solicitamos los servicios del 112 dado que sufría una crisis respiratoria aguda; así lo hicimos saber en nuestra llamada junto con el motivo por el que la padecía. A los 20 minutos aparece un soporte vital básico con dos señores sin ningún instrumental y sin oxígeno que se limitaron a trasladarlo a urgencias. Al llegar nos atendieron dos señoras o señoritas, una rubia, muy correcta, y una de pelo oscuro. Habíamos facilitado un dossier con todos los datos clínicos de mi padre y la señorita de pelo oscuro, tras leerlo, se dirige a nosotros diciendo: Vosotras con esto qué queréis, ¿pedir peras al olmo? Le respondimos que lo que queríamos era atención médica para una persona que lo necesitaba, que para eso acudíamos a un hospital, no a una peluquería.

A pesar de la gravedad y de que no podía sostenerse en pie le pusieron un código verde en la tarjeta. Cuando llegaron los neumólogos de Silicosis (correctísimos en el trato) nos comunicaron que el escáner que le habían realizado días antes arrojaba un tumor de 3 cm. con afectación de los ganglios; este tumor estaba causando problemas en el corazón, con retención de líquidos, y un encharcamiento de pulmón. Por todo ello determinaron ingresarle en la planta séptima de Silicosis.

En la planta séptima le pusieron oxígeno y suero, pero hacia el martes día 6 empezaron a hablar de darle el alta; nosotros apelamos a su estado para que no le mandaran a casa en esas condiciones (tengo una fotografía que puedo mostrar, no publicar), pero nada. El jueves mi padre comenzó a agonizar, no comía nada, apenas podía tragar y le costaba enormes esfuerzos hablar. La agonía la percibimos todos, incluido personal sanitario vinculado a la familia, menos ellos. A las 12 del mismo jueves, el médico me comunica que al día siguiente le darán el alta y yo no daba crédito. Se escudaron en que aún no estaba para cuidados paliativos (que nadie le dio) y que en esa planta no podían hacer más por él. Yo siempre pensé que en el siglo XXI si una persona está muriéndose se habla con la familia y ésta decide dónde quiere que se produzca el fallecimiento, en casa o en el hospital. Sé que existe una planta en el hospital para estos casos, pero como no era paciente de oncología, pues nada. También hay una unidad de terminales en el Monte Naranco cuyo traslado nos denegaron porque no sabían cuánto podía durar. Conozco casos de pacientes que estuvieron meses hospitalizados en el Monte Naranco hasta su muerte.

El viernes día 9 a las 10.30 a la mañana me confirman por teléfono que mi padre se va de alta. Acudimos a las 11.30 y nos dicen que no se va porque una analítica arrojó un problema nutricional. Sabemos que el estado nutricional de mi padre en aquel momento era lo menos importante; además, ni siquiera tenía una sonda nasogástrica ni el suero. Lo que sí había era un tremendo pánico a que falleciese en el coche durante el traslado al domicilio.

Hacia las 12 de esa misma mañana mi padre pide agua y al beber hace una broncoaspiración. Mi hermana llama a la enfermera, que se limitó a colocarle la almohada doblada tras la espalda y, ante la insistencia de mi hermana, a intentar hacerle toser. Por fin llama al médico pidiendo que salgan los presentes en la habitación. Estando mi hermana en el pasillo la misma enfermera le grita: Oye, oye, que tu padre se está muriendo, que es cuestión de minutos.

Así pues, por la memoria de mi padre y la de otros tantos a los que sucediera algo parecido, quiero que este relato salga a la luz pública.

María Elvira Magnet Benito, Oviedo

Cartas

Número de cartas: 45904

Número de cartas en Septiembre: 8

Tribunas

Número de tribunas: 2079

Número de tribunas en Septiembre: 1

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador