A contracorriente
Solo los peces muertos van a favor de corriente, y como no quiero que sea mi caso, y creo haber visto y oído, las mismas intervenciones de los diferentes portavoces de los grupos parlamentarios, en esta primera etapa de investidura, como los demás. Donde ya no me dejo arrastrar por la corriente de opinión, es en la interpretación que otros hacen, de lo visto y oído.
De primeras diré, que de la intervención sosegada, tranquila, apelando a esos valores de consenso, trabajo, lealtad, etc., que el joven Albert Rivera expuso en el plenario, han caído muy bien, a tenor de las opiniones que he leído. Cierto es, que fue la él un bálsamo, tras las dos anteriores. Cierto también es, que su discurso apuntaba maneras centristas apuntaladas con sus referencias a Adolfo Suárez, o a Winston Churchill, aunque previamente ya había definido a su formación, como de centro izquierda, que es donde la coloco yo, tras el poco tiempo que llevan en el ruedo de la política nacional.
Por lo demás, es el partido del catalán, una copia de la ya extinguida UPyD, solo diferenciada del que fundara la socialista Rosa Diez, en el número de diputados por cierto muchos menos de los pronosticados- y su mayor implantación a nivel del Estado. Fuera de estas diferencias, que solo lo son cuantitativas, el discurso es el mismo que firmaría sin dudarlo UPyD; unidad de España, consenso, dialogo, y una política que parte del centro, pero hacia la izquierda. De ahí, que su programa, pueda encajar perfectamente a la izquierda, mucho más que a la derecha de ese centrismo.
Igualmente, creo que ha caído en el eslogan, poco democrático, de todos contra el PP sin considerar eso sí, con un mejor talante y mirada al frente- ni los siete millones de votos, ni dar por buena, ninguna de las medidas adoptadas desde el 2011: ni siquiera aquellas que han recuperado más 27.000 millones de fraude. Es decir: Una nueva versión del Pacto del TinelL, que él ha llegado a conocer, y que de una manera, más suave, lo dejo caer en su intervención parlamentaria.
Todo lo que ha intentado trasmitir, al igual que su compañero de acuerdos, Pedro Sánchez, es la de convencernos de que Mariano Rajoy no está capacitado para gobernar (¿) ( acaso, para el Sr. Rivera, lo está Pedro Sánchez?..Parece que sí) y por tanto, debe de plegarse sin condiciones, al acuerdo que ellos han alcanzado, y convertir en Presidente del Gobierno, a un candidato, que tiene más de millón y medio de votos menos, que el incapacitado de Rajoy. Por cierto: incapacitado, al que la U.E, ha ratificado como buenas, todas y cada una de las medidas adoptadas desde que gobierna, y que han devuelto a España una credibilidad en los mercados que el anterior gobierno socialista, había dejado según sus falacias en la Champion Ligue
En resumen, muy buenas palabras, las de este joven catalán, muy buen talante, y muy atinadas las referencias a los personajes políticos, pero así y con todo, no guarda ninguna relación su ideología, con aquella que propicio la Transición en España, ni tampoco, el genio, la garra y el tesón de Winston Churchill. Basta con leer su programa electoral en lo teórico, y sus actos como partido en lo práctico, como pudiera ser Andalucía, para darse cuenta su tendencia hacia la socialdemócrata, y muy alejado del liberalismo que dice profesar.
Eso sí: una vez más, los medios de comunicación, han creado un estado de opinión a favor de la extrema izquierda, encarnada en un rancio dirigente, como es Pablo Iglesias, y en contra de la derecha que pueda representar el Partido Popular, aunque haya ganado las elecciones. Este tan-taran-tan, es tan falso, como pegadizo, de ahí que la conclusión que he sacado, es la que se desprende de esta otra frase cuídeme Dios del agua mansa, que yo ya me cuidare de la brava.
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